“Democracia” de trampa
Esperanza Reyes Aguillón, una trabajadora doméstica de 46 años, con dos hijos pequeños, acudió a una papelería de San Luis Potosí a comprar una libreta. Pagó con un billete de 100 pesos que resultó que era falso. No lo sabía.
Los hechos ocurrieron el 11 de marzo de 2011. Ese día la policía detuvo a Esperanza Reyes. Al tercer día fue liberada, pero la denuncia en su contra continuó. Un año después, el 8 de mayo de 2012, la trabajadora doméstica fue detenida nuevamente para purgar una pena de prisión por cinco años. Estuvo en la prisión de La Pila y posteriormente fue traslada al penal federal de las Islas Marías, una prisión diseñada para “presos de alta peligrosidad”. El juez nunca tomó en cuenta que no pretendió engañar, que no sabía que el billete era falso. El abogado de oficio que se le asignó, no la defendió. Ya en prisión contó con otro abogado (José Mario de la Garza Marroquín) que logró sacarla de la cárcel en enero de 2014. Pasó casi dos años en la cárcel.
Jaime Rodríguez Calderón, autonombrado “El Bronco”, es un político profesional que quiere ser presidente de la república y para cumplir con las normas que pide la autoridad electoral entregó 1.2 millones de documentos irregulares, falsificados o comprados. Deliberadamente entregó documentación a una autoridad a sabiendas de que era falsa. La “justicia” mexicana no sólo no lo castiga, sino que lo premia: va a estar en la boleta electoral a pesar de las millones de trampas que cometió. Va estar en la boleta y pretende gobernar a todos los mexicanos.
Estos dos casos retratan el tipo de “justicia” y “democracia” que tenemos en el país. Encarcela a una mujer que cometió una falta sin intención; a pesar de ello se le hace pagar el “delito” en una prisión por casi dos años. “El Bronco”, en cambio, no pisará la cárcel por presentar deliberadamente documentos falsos a gran escala. Se le premia poniéndolo en la boleta electoral.
La decisión anunciada por los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación es a todas luces un fraude, y una decisión política que ellos no tomaron, pero que les ordenaron acatar, probablemente desde la presidencia de la república.
De otro modo no se entiende cómo decidieron validar un cúmulo de trapacerías, entre las que destacan las siguientes: “El Bronco” presentó 23 mil 644 documentos considerados como “no válidos”, porque no eran credenciales de elector, entre ellos documentos con fotos incluso de perritos, como documento ADN político (13 abril 2018). Además, presentó 266 mil 357 firmas duplicadas o repetidas; 15 mil 748 firmas de personas que ya habían sido dadas de baja del Registro Federal de Electores por pérdida de vigencia o fallecimiento; y presentó 6,630 casos de información ficticia. Y así estará en la boleta electoral. El Instituto Nacional Electoral (INE) también ha documentado financiamiento irregular para pagar las actividades de recolección de firmas de “El Bronco”.
¿Se puede llamar justo a un sistema que encarcela a personas inocentes, como Esperanza Reyes, mientras deja impune a políticos que mienten, y hacen trampas ante la ley? ¿Todavía se atreverán a llamar “democracia” a un sistema que permite y “legaliza” fraudes y trampas? Allá quien se los crea. La gente sabe que este sistema de dominación, basado en las injusticias y la corrupción, no es una democracia.