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Delfina, AMLO y un análisis electoral

Los resultados de las elecciones en Coahuila y el Estado de México pueden considerarse ajenos a primera vista. Muy lejanos para la gente que desde Jalisco enfrenta todos los días problemáticas locales muy específicas. Pero el impacto del triunfo de Delfina Gómez Álvarez se dejará sentir puntualmente y muy pronto.

Abordemos el tema desde la perspectiva electoral.

Por más que la violencia y la inseguridad constituyen la mayor preocupación para los mexicanos (más del 60%, según encuestas nacionales elaboradas en diciembre 2022) junto con temas como la salud y la microeconomía, la agenda pública se determinará totalmente, desde este lunes 5 de junio, por los preparativos y definición de candidaturas para las elecciones de 2024. Obviamente, lo más importante es la contienda por la Presidencia de la República… y en Jalisco, inmediatamente después, figura la competencia por la gubernatura.

Ya que tanto se pregona que las elecciones en el Estado de México son “el laboratorio electoral” de las presidenciales del año entrante, y hasta se puede uno imaginar a un científico con cubrebocas y bata blanca manipulando las boletas electorales, cabe preguntarse: ¿Qué significa la elección y el triunfo de Morena en el Edomex? ¿Cuáles son sus consecuencias?

Van algunas propuestas que no pretenden ser revelaciones divinas sino apenas algunas lecturas del fenómeno político y social que vivimos los mexicanos en este período del siglo XXI que tanto se está pareciendo al del siglo XX europeo.

1. En el Estado de México hubo candidatas, no candidatos. Ya es ganancia… aunque minúscula. En la Entidad más poblada del país se puso el ejemplo de que mujeres pueden competir por la gubernatura. Por aquello de las luchas feministas en la política; algo es algo.

2. Las dos candidatas presentaron propuestas de políticas públicas muy, muy pobres. Sus campañas se centraron en la mercadotecnia; ofrecieron regalos y dádivas a una sociedad mayoritariamente necesitada. Más becas, más apoyo en programas sociales. Y listo. Seamos claros: los programas sociales no son malos en el fondo. Claro que mucha gente en situación económica urgente los necesita y los agradece. Pero no resuelven nada de fondo. ¿En alguno de sus discursos las señoras Delfina o Alejandra del Moral presentaron proyectos concretos para acabar con los asaltos en el transporte público? No. ¿En seis años, cuando la “maestra” Delfina esté despidiéndose de su Gobierno, habrá menos pobreza en los cinturones de miseria de las ciudades del Estado de México? Que respondan sus asesores y luego platicamos.

3. La votación total en el Edomex, que tiene el padrón electoral más grande del país, apenas roza el 50% del total. ¿En serio? ¿Con Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional echándoles porras, con la “maestra” Delfina en una segunda elección; con las elecciones de “laboratorio” un año antes de la presidencial; con todos los programas sociales del Gobierno federal y la operación gigantesca del PRI Atlacomulco apoyado por sus aliados del PAN y el PRD, apenas la mitad de los electores? Preocúpense los partidos políticos; preocúpense las candidatas y sobre todo la ganadora, porque su lectura sobre la realidad no alcanza. No entienden lo que la gente necesita.

4. Una más y será la última, no porque no haya más conclusiones, sino porque el texto se alarga y la paciencia de los lectores no es infinita: ¿Qué tal la jornada electoral? Tanto en Edomex como en Coahuila, sin broncas. O sea: los institutos electorales estatales hicieron su trabajo. Son útiles. Son necesarios. El Instituto Nacional Electoral sí funciona. No necesita la reforma electoral de AMLO y sus aliados. ¿Las elecciones son costosas? Mucho. Se calcula que en el Edomex la campaña (la de Delfina Gómez y de Alejandra del Moral, cada una y por separado) costó mil 500 millones de pesos… y es una estimación moderada.

El problema no es la autoridad electoral. Las elecciones son negocios.

Ahora sigue gobernar. Vamos a ver si funcionan.

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