Conquista tu tranquilidad
Desde Epicteto, Séneca, Marco Aurelio y Epicuro se consideraba la paz interior como el patrimonio más importante que podemos alcanzar en la vida. Dado que lo contrario es la fuente principal de la mayoría de los agobios y sufrimientos.
El sentirse preocupado, presionado, molesto, enojado y atormentado por lo que sucede en el acontecer cotidiano es una muestra clara de que no se ha podido sosegar a la mente, y se sigue viviendo de una agitación y turbulencia constante, tal y como sucede con las que vivimos en los aviones, cuando se cruza por una tormenta. Se sacude y tiembla todo, amén de los abruptos altibajos que estremecen todo nuestro cuerpo.
Un viaje tranquilo en avión es en el que no hay turbulencias. De igual manera, se trata de vivir, diariamente, transitando sin esas tortuosas preocupaciones que acaban con la paz interior.
Se trata, pues, de que vivamos progresivamente con mayor tranquilidad. Es un tesoro de inigualables dimensiones que deberíamos valorar más que cualquier fortuna.
Los estoicos nos enseñaron que cuando se deja uno arrastrar por el mundo exterior, y no se cuida el mundo interior, se acaba siendo un esclavo. Y la tranquilidad es el privilegio de los hombres libres.
El dilema es: acumular riquezas a costa de la tranquilidad, o vivir tranquilos sólo con lo necesario
El dilema es: acumular riquezas a costa de la tranquilidad, o vivir tranquilos sólo con lo necesario. La mayoría parece elegir la primera opción y desencadenar una ardua trayectoria esforzándose por hacer un buen patrimonio, pero vivir envueltos por la ansiedad, el miedo al fracaso, la preocupación por escalar niveles sociales o preocupados por el qué dirán.
Así como la abundancia material, el confort y los lujos no son fáciles de conseguir, tampoco la tranquilidad. Hay que encontrar las herramientas, prepararse muy bien, ser trabajador y muy persistente para lograrlo.
Los maestros de la filosofía nos argumentan que la paz interior es una sublime conquista que tenemos la oportunidad de consolidar cuando dejamos de ser esclavos de los demás y de las posesiones. Cuando nos sacudimos la frustración y el enojo por no conseguir lo que pensamos que nos va a hacer felices. No parece existir tal en el mundo externo, sólo en la conquista del mundo interno. Cuando principalmente se domina el miedo y las fútiles aspiraciones ilusas que están fuera de nuestro alcance, y sobre todo, creer que haciendo daño a sí mismo y a los demás, seremos capaces de alcanzarlo algún día.
La tranquilidad es consecuencia de la libertad, de saber elegir aquello que no nos hace preocuparnos ni depender de los demás y seguir siendo esclavos. Cuando dejamos de soñar y perder de vista la realidad, tratando de obtener espejismos e ilusiones vanas y olvidamos concretarnos a estar bien sin hacer el mal a nadie.
Vivir sin culpas, sin prisa ni preocupaciones, es estar en paz.
dellamary@gmail.com