Auditoría al interior
Muy recomendable es hacer un balance de cómo vamos en la vida. Es despertar un poco más el observarnos a nosotros mismos y fijarnos en qué hemos mejorado y en qué no. Qué tonterías seguimos repitiendo y qué logros hemos obtenido.
Las viejas tradiciones le llamaban un examen de consciencia, nomás que antes estaba muy enfocado al tema de los pecados, como una preparación para una buena confesión, y hoy en día tiene además un enfoque de higiene mental. En particular para revisar la calidad de vida que estás llevando, especialmente en tus relaciones humanas y en el manejo adecuado de las emociones.
Sin duda el tema de la salud, lo hemos aprendido a incluir de una manera muy circunstancial y ahora valoramos más el tener una mejor alimentación y estar muy lejos de un hospital y de visitar médicos.
La calidad de vida, cada día cobra más importancia, pues de nada sirve tener un patrimonio de cosas materiales, o andar vueltos locos tratando de hacerlo; pero a costa de una vida estresada y muy neurótica, es decir sin poder disfrutar, plenamente, lo que ya tenemos.
Precisamente éste es uno de los puntos centrales al examinar nuestra conciencia y preguntarnos, sería y honestamente, qué estamos haciendo con nuestra vida.
Vale la pena destacar cómo es que te estás llevando con tus seres queridos, qué tantos problemas o fricciones has tenido con ellos ¿los has podido resolver y superar?
¿Te metiste en más broncas que el año anterior? ¿Sigues sin resolver el mismo conflicto con tu pareja? ¿Aún no te has podido alejar de las personas tóxicas? ¿Te acercaste o alejaste más de tus amistades? ¿Pudiste ahorrar e invertir y no te endeudaste? ¿Lograste irte de vacaciones y lo disfrutaste mucho? ¿Has leído más o sigues con la pereza mental de no leer? ¿Perdiste más tu tiempo en cosas banales o lo aprovechaste mejor? En fin preguntas como éstas, son las que nos debemos de estar haciendo en un balance actualizado de cómo va nuestra vida.
Se trata de ir mejorando progresivamente y no lo contrario, es uno de los grandes retos que tenemos que comprender. De que sí cosechamos lo que sembramos y de que las facturas no las cobra la vida misma, de una u otra manera.
Así que vete en el espejo y revisa en tu cara lo que has hecho contigo mismo.