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Alianza con encargo sin agenda

Tras el alud de críticas y cuestionamientos por la formación de la coalición PAN-PRI-PRD, que evoca a aquel Pacto por México de principios del sexenio pasado del priista Enrique Peña Nieto, y que hoy hay indicios de que se construyó a golpe de billetazos del erario y de los sobornos del caso Odebrecht, el martes pasado uno de sus principales convocantes, Marko Cortés, débil dirigente del partido albiazul, trató de salir en defensa de esta polémica alianza, insistiendo que con ella se trata de “detener la destrucción de México” buscando arrebatar a Morena 150 de los 300 distritos federales en los que jugarán juntos, y así quitar la mayoría en la Cámara de Diputados a la 4T.

En su afán de justificar esta unión de los otrora partidos que eran acérrimos adversarios, el dirigente panista derrapó al asegurar que están “compartiendo una agenda pública”, que nomás nadie conoce, porque ni siquiera han trabajo en ella a seis meses de la elección. 

Porque lo cierto es que la alianza PAN-PRI-PRD tiene el encargo y el anhelo urgente de quitar la mayoría en San Lázaro a Morena como bien expone Cortés, pero sin tener o haber intentado diseñar un proyecto de nación con coincidencias mínimas.

Esa omisión no es menor y debilita y a la vez habla de la gran improvisación que hay detrás de esta alianza, que busca lo que sin duda sería muy positivo para el país, como la existencia de contrapesos y para detener la nueva aplanadora morenista que no ha hecho más que atender a pie juntillas lo que les ordena el Presidente Andrés Manuel López Obrador, exacerbando sus claros rasgos autoritarios.

Pero me temo que deberán hacer mucho más (tal vez abrirse a verdaderos liderazgos naturales que no tengan nada que ver con sus partidos) que sólo juntarse de última hora para alcanzar ese objetivo, no sólo por no haber hecho un proyecto mínimo juntos, sino porque antes, en sus partidos, no hicieron la tarea de reflexionar sobre sus derrotas, arreglar sus diferencias internas y buscar las simpatías perdidas de sus seguidores.

Hasta hoy, la alianza parece tener mas contento que preocupado a AMLO, quien ignora los llamados del INE a cumplir con la Constitución y no meterse en política partidista (ayer hasta lo impugnó ante la SCJN), y se pitorrea de ellos diciendo que es el PRIAN aumentado con el PRD y que lo único que quieren es quitar la mayoría a Morena con el objetivo perverso de quitar los apoyos a los pobres y volverse a quedar ellos con el dinero. 

López Obrador también está feliz de ver cómo los de la Alianza se pelean con los de MC (a los que llaman esquiroles de Morena) que no quisieron repetir alineación con el PAN y con el PRD, por la presencia del PRI, con el argumento de no querer polarizar la elección como quiere la 4T para darle un carácter plebiscitario, que sin los naranjas o con ellos ya está casi establecido.

jbarrerar@gmail.com

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