AC Milan, el gigante que no despierta
Por incumplir las reglas del Fair Play financiero, el AC Milan no jugará la UEFA Europa League 2019-2020 tras un dictamen del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). Esta sanción es otra confirmación de la decadencia deportiva y administrativa de uno de los grandes clubes del futbol mundial, segundo equipo con más títulos de UEFA Champions League (7), sólo por detrás del Real Madrid.
Hace ocho años, los “rossoneri” fueron el último campeón de Italia antes del dominio de la Juventus. A pesar del éxito y contar con algunos jugadores importantes como Zlatan Ibrahimovic, ya se cuestionaba al club por la falta de renovación de su plantel y la pérdida de competitividad en Europa. Realmente, lo que estaba sucediendo era la caída de dos imperios, el dominio del futbol italiano de Europa, y el imperio empresarial y político de Silvio Berlusconi, entonces dueño del equipo.
Tras dominar la década de 1990 en las competiciones europeas, los clubes italianos perdieron su fortaleza, debido a las deudas que afectaron a clubes como Parma, Fiorentina y Lazio; y a los escándalos extradeportivos como Calciopoli, un entramado de corrupción arbitral que terminó con la Juventus descendiendo a la Serie B en 2006. Además, destinos como España e Inglaterra resultaron más atractivos para las estrellas del futbol mundial.
En el caso de Berlusconi, su actividad empresarial lo llevó a convertirse en el hombre fuerte de los medios de comunicación italianos, y su exposición mediática lo llevó a participar en la política, creando el partido “Forza Italia” y convirtiéndose en el Primer Ministro de su país. Sin embargo, escándalos de corrupción y abuso del poder lo llevaron a renunciar a su cargo en 2011, fue vetado de la política por un tiempo, y perdió interés en el AC Milan, al que dejó de poner dinero dando como resultado equipos cada vez más endebles y poco competitivos.
Esta doble decadencia ha llevado a los rojinegros a una actualidad sin brillo. Desde el año 2013, el club ha sido incapaz de ocupar los primeros cuatro lugares de la Liga italiana; históricos del club como Clarence Seedorf, Filippo Inzaghi y Gennaro Gattuso no lograron el éxito desde la dirección técnica; y los fichajes pasaron de ser leyendas como Marco Van Basten o Andriy Shevchenko a jugadores de segundo nivel, viejas glorias que regresaban a retirarse, y promesas que nunca cuajaron.
En los últimos dos años, el AC Milan ha pretendido regresar al éxito gastando el dinero a montones -356 millones de euros desde el 2017-, pero los resultados no han sido los esperados y los nuevos dueños del equipo no le han dado certidumbre. Berlusconi vendió el club hace dos años al empresario chino Li Yonghong, se demostró que este empresario minero no poseía las propiedades que decía tener y había defraudado a inversionistas para impulsar negocios.
Aunque Berlusconi había asegurado que el club lo ponía en buenas manos, lo cierto es que Yonghong cayó en bancarrota en 2018 y todas sus empresas cayeron a manos de los acreedores a los que le debía dinero. Uno de estos acreedores, el fondo estadounidense Elliot Management Corporation, pasó a ser el nuevo dueño del AC Milan.
Este nuevo fondo es lo que se conoce como “buitre”, ya que compran deudas de empresas y países para posteriormente reclamar un precio más elevado y obtener ganancias. Por ejemplo, logró que el gobierno de Argentina le pagara en 2016 dos mil 400 millones de dólares por unos bonos de deuda por 40 millones de dólares comprados en la crisis argentina de 2001.
Sin embargo, la búsqueda de revalorizar al AC Milan y sanearlo de deudas para -posiblemente- venderlo a un mejor postor, ha encontrado un escollo en la sanción de la UEFA y el TAS. ¿Podrá el histórico club italiano salir adelante y volver a los tiempos de gloria? Particularmente, deseo que sí, pero es una tarea complicada.