¿Me creerías si te dijera que no estoy loco?
"La Isla Siniestra" es una de las mayores obras del cineasta Martin Scorsese
MartinScorsese dijo que ShutterIsland sería doblemente lucrativa porque la gente querría verla dos veces, y díganmelo a mí que la compré en Cinépolis Klic un día antes de que Netflix la añadiera a su plataforma. Por orgullo sí la vi dos veces, y como pasa con las “buenas películas”, en la segunda ocasión descubrí detalles que no había notado antes.
La isla siniestra nos presenta a dos agentes federales (Leonardo DiCaprio y Mark Ruffalo) que son enviados a un hospital psiquiátrico para “pacientes intratables” ubicado en una isla, donde deben investigar la desaparición de una paciente que se esfumó de la noche a la mañana. Cabe aclarar que la historia está ambientada en los 50, por lo que el director hizo homenaje a diversas cintas de aquella época.
Es difícil describir este thriller psicológico sin revelar spoilers, sin duda su giro argumental al final es uno de sus mayores atractivos para la audiencia, pero la obra de Scorsese es más que eso. Sin intención de arruinarles el final les puedo compartir que el título “Shutter Island” es un anagrama de “Truths and Lies”, es decir, si se acomodan en diferente orden las letras del título de la película se forma “Verdades y mentiras” en inglés.
La película está conformada por “verdades” y “mentiras”. A través del montaje se mezclan las fantasías, sueños y alucinaciones con la dura realidad del protagonista interpretado por DiCaprio, y por si fuera poco, Scorsese utiliza recursos para revelarnos si lo que estamos viendo es realidad o fantasía. Cada escena está construida para decirle a la audiencia lo que está pasando. Insisto, es mejor descubrirlo en la pantalla, pero presten atención a la presencia del agua y del fuego en la cinta.
La isla siniestra ha sido descrita como predecible y quizás no una de las mejores obras del famoso director, pero en lo personal la ubicaría en los primeros puestos de mis thrillers psicológicos favoritos.
No podemos dejar de lado el homenaje que se hizo a la pintura “El beso” de Gustav Klimt, en la famosa escena donde DiCaprio abraza a Michelle Williams en uno de sus sueños. Además la conversación en la cueva entre el protagonista y un personaje importante (que no puedo revelar su nombre), donde explica que una vez que la sociedad te haya declarado como “loco”, cualquier cosa que digas sólo será entendido como parte de esa locura.
En fin, Martin Scorsese se equivocó cuando dijo que la gente vería dos veces su película para entenderla. En realidad la primera vez es por curiosidad, la segunda para percibir mejor los detalles, y una tercera vez por puro placer. No me queda más que incitarlos a que la vean.
MR