Rebecca de Alba y su cruzada contra el cáncer
La comunicadora otorga buena parte de su tiempo a informar y promover la batalla contra este mal
La comunicadora y filántropa Rebecca de Alba está celebrando los primeros 10 años de su Fundación Rebecca de Alba, A.C. que trabaja principalmente en favor de la población más desprotegida diagnosticada con cáncer. Sin embargo, como voluntaria tiene ya muchos años ayudando a la causa a través de otros organismos. Hace unos días en Guadalajara, recordó que cuando estaba lista para realizar su asociación civil fue a raíz de sostener una charla con una niña que le dio una cátedra del tipo de leucemia que tenía y desde entonces la labor continúa con mucha fuerza en pro de los más vulnerables.
“La querencia con Guadalajara es correspondida, últimamente he estado viniendo a esta ciudad con mi fundación en conjunto con una fundación sede que es la de ‘Nosotros por los niños con cáncer’ de Almendra Morquecho con todo su voluntariado para procurar fondos para ambas fundaciones. Y ahora tengo la fortuna de haber presentado algo totalmente creativo e innovador, ‘La Bolsa de Vida’ con Sello Rojo”, dice en entrevista Rebecca.
Sobre esto último que menciona, la charla se dio en el marco de una campaña en pro de la detección oportuna que promueve esta empresa de lácteos donde en sus bolsas de leche de la línea 0% grasa se incluye un simulador de plástico que asemeja la sensación de sentir una bolita en el pecho.
Señala Rebecca que la vida le ha cambiado a partir de estar al frente de una fundación, de estar muy de cerca con las historias de vida que suceden en torno a una enfermedad como lo es el cáncer. “Yo sí sabía de ayudar, de comprometerme, de regalar feliz de la vida mi tiempo, de estar con personas que necesitaban o ser escuchadas o reunir fondos para algo, pero no sabía nada de estructurar una fundación. Entonces, he aprendido de cero, a la fecha tengo la experiencia de haber elegido al equipo que todavía sigue conmigo, eso habla muy bien de la fundación en sí”.
“No he madurado en algunos aspectos, lo cual es increíble, porque siempre esta frescura, chispa e ingenio de un niño jamás existirá ya en el adulto que se pone tan serio y tan maduro. Entonces, por un lado soy una mujer sumamente comprometida y seria con las cosas que hago en mi vida y por otro lado está la parte lúdica donde juego y hago mis travesuras”, comenta Rebecca al decir que ha compartido con muchos niños, pero que ahora la fundación se ha extendido a atender cáncer de todo tipo.
“Los niños son los grandes maestros para mí, son esa parte no tan solemne de la enfermedad, hay que meterle frescura y chispa a todas las situaciones, sobre todo a las adversas. Si cuando hablas de cáncer, que no tiene palabra de honor y que todo mundo piensa que es igual a muerte, pero no lo es. En la fundación nosotros lo que hacemos y que yo también lo he aprendido es darle la vuelta al cáncer, ver todas las posibilidades y todos los caminos que te dan esperanza de vida, y no siempre la fatalidad”.
Con mucho trabajo
Sobre sus planes cercanos como profesional está un proyecto en Estados Unidos con otras celebridades del cual no quiso ahondar mucho, señala que MVS también la está buscando y como recientemente fue jurado en Mexicana Universal, si le ofrecen volver a participar, valoraría el proyecto.
Nadie se queda en la batalla
A Rebecca le hace ruido que las personas se refieran a las mujeres y a los niños que han enfrentado el cáncer y que han muerto por su consecuencia que se quedaron a “mitad de la batalla”. “Espero que un día logremos como sociedad que desaparezca la frase que descalifica a una mujer que fallece de cáncer y es: ‘perdió la lucha’. Ninguna mujer que padece esta enfermedad del siglo XXI, dicho por la Organización Mundial de la Salud, es perdedora. Perdón, pero también son guerreras y luchadoras, no hay que anular su lucha porque fallecieron de cáncer. Creo que nos falta incluso en el lenguaje y nuestra forma de comunicar, quitar determinadas expresiones que descalifican la guerra de esas mujeres”.
Rebecca recomienda quitarse el miedo de autoexplorarse. Ella cada mes hace el ejercicio de exploración y cada año se hace la mastografía. No ha tenido una experiencia cercana a su familia con el cáncer o con la gente de su entorno, por lo mismo que es tiene la firme convicción que no hace falta tener la enfermedad para ser empático y hacer visible el tema de la detección oportuna, la fatalidad es una palabra de la que tiene muy claro alejarse.
“Nunca ha padecido nadie en mi familia, ni yo, cáncer, hace 10 años tampoco tenía a alguien muy cercano en mi vida que padeciera esta enfermedad. Y simplemente creo que como fui voluntaria durante 12 años en diferentes instituciones, y vivía en otros países por cuestiones académicas y becas, siempre me quise apuntar a causas diferentes, fue así que tuve la claridad de que de eso se iba a tratar mi fundación (sobre darle batalla al cáncer)”.