Seguridad pública
“Homo lupus, lupus est”, el hombre es lobo del hombre, reza el proverbio latino. Desde la época de las cavernas, cuando salían a cazar y a recolectar alimentos, los primates se repartían el trabajo; unos se iban a cazar y recolectar semillas y frutos y otros a cuidar la caverna para proteger los alimentos y las familias de las fieras y los saqueadores, siendo más de temer estos últimos.
El hombre es un primate desarrollado que es gregario por naturaleza, tiende a agruparse, pero también es belicoso por sus genes. Desde la prehistoria no ha tenido nuestro planeta un solo día exento de agresiones, la Biblia lo dice desde los hijos de Adán y Eva que por no tener con quien pelear se atacaban entre sí. Las guerras son parte de la condición humana, es algo inevitable.
En todo el mundo los que se quedan cuidando la casa se dedican a perseguir y atrapar a los delincuentes para que sean castigados y servir de ejemplo. En Holanda han tenido tal éxito que hay cárceles que se han quedado solas por falta de huéspedes.
En cambio, en nuestro país son insuficientes los reclusorios irónicamente llamados “Centros de Reinserción Social (CERESOS)” porque la delincuencia aumenta en forma geométrica y el combate disminuye al aplicar la consigna presidencial de “abrazos, no balazos”.
No tenemos información de la forma en que se combate la delincuencia en otros países que apliquen tal estrategia. Tal vez, acompañada de un programa a largo plazo para educar al ser humano desde el nacimiento en una doctrina de amor y paz, después de varias generaciones se logre cambiar la genética belicosa del ser humano. Pero mientras tanto vamos a sufrir las consecuencias a corto plazo, ante la pasividad de la autoridad la delincuencia irá en aumento.
Ahora bien, si la intención es continuar con tal estrategia, no tienen razón de ser los órganos represivos que abundan en nuestro país, como ejemplo cito al Consejo Nacional de Seguridad Pública, que es el órgano superior del Sistema Nacional de Seguridad Pública que preside el Presidente de la República, se integra por los Secretarios de Gobernación, Defensa Nacional, Marina, el Fiscal General de la República, los Gobernadores de los Estados, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y el Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Púbica.
Entre sus funciones tiene el establecimiento de los instrumentos y políticas públicas integrales, sistemáticas, continuas y evaluables, para cumplir los objetivos y fines de la Seguridad Pública. Ha sesionado 46 veces para tomar acuerdos para; 1.-El modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica. 2.-Instruir al Secretario Ejecutivo a coadyuvar con las entidades federativas en materia de Guardia Nacional. 3.- Aprobación de los criterios generales para la administración y ejercicio de los recursos. 4.- La prórroga de plazo de vigencia de la evaluación de confianza, ampliando el término 18 meses a partir del 1° de septiembre de 2019.
En resumen, el Consejo Nacional de Seguridad Pública se enreda en su propia burocracia y la delincuencia continúa aumentando en forma geométrica. Quisiéramos menos abrazos y más acción. Está bien que continúen los abrazos pero al separarse que ya lleven las esposas puestas los delincuentes.