Un museo con alma de reciclaje
Capilla de Milpillas, Jalisco, resguarda uno de los museos más sorprendentes de todo el mundo
Con casi cuatro décadas recolectando desperdicios en vidrio, barro, metal, cerámica, piedras y diferentes artículos, Miguel Ángel Cortés Martínez tiene abierta al público una impresionante Casa Museo del Reciclaje, en Capilla de Milpillas, Tepatitlán.
Lo interesante es cómo este médico de profesión desarrolló su creatividad para no sólo construir cada espacio con objetos rotos y tirados muchas veces a la basura, sino que tuvieran un significado de acuerdo a los rituales y enseñanzas de nuestra cultura prehispánica.
Manifestó que con los desperdicios se ha dado a la tarea de construir réplicas de culturas prehispánicas del país, con el fin de consideran lo que dejaron nuestros ancestros y continuar su sabiduría al tomar en cuenta al Sol, a la Luna y a la naturaleza, sobre todo ser respetuosos con el medio ambiente.
Indicó que aplica la sabiduría ancestral de “contemplar el universo, vivir en armonía con los hermanos agua, árbol y pájaro, es lo que trato de enseñar a los que nos visitan, que sepan que recibimos mucho, que no es una herencia de nuestros abuelos sino un préstamo de nuestros hijos este mundo, entonces lo tenemos que regresar mejor”.
Para dar inicio con este sueño, recordó que instaló su casa en una planicie de un cerro para aprovechar la energía del Sol. “Es maravilloso que sea unas de las casas que primero reciba el Sol y la última que lo despide porque estamos en una montaña”.
Cortés Martínez comentó que tan sólo con estar en una montaña se trata de un lugar que inspire a la reflexión, a estar dentro de ti y a meditar. “Dominas todo el panorama, hay mucha paz y tranquilidad, la orientación de la casa es del Sur hacia el Norte, y es para tener una recarga de energía”.
A sembrar el cambio
La casa museo muestra cómo es posible reutilizar el desperdicio en obras creativas y con mucho significado para estar más sanos espiritualmente hablando. “Yo provengo de la sierra de Oaxaca, de un lugar que se llama Puerto Escondido, en San Pedro Mixtepec, y allá mis hermanos zapotecas son muy creativos; para ellos, la naturaleza es elemental, piden permiso para cortar el fruto de un árbol, para bañarse en un río o en el mar”, agrega Cortés.
Consideró que al tener muchas características de su familia materna decidió dar como plus a los visitantes a la Casa Museo del Reciclaje, costumbres de su tierra como el baño a vapor en temazcal, curación con plantas y sobre todo, difundir el respeto por la naturaleza y la fauna.
Cortés Martínez ofrece de manera gratuita talleres sobre reciclaje y cultura del agua, así como sobre una sana convivencia y trabajo en equipo a niños de educación básica, incluso a universitarios, a quienes siempre dice: “Cuando quieran escuchar el canto de los pájaros no compren una jaula, sino planten un árbol”.
Destacó que los niños son muy creativos e inteligentes y siempre captan los mensajes, por ello trata de enseñarles cómo cuidar y respetar la naturaleza, cómo reutilizar elementos que la gente considera desechos, además para que también sean buenos compañeros con sus amigos de escuela. “Al niño, a través de ciertas dinámicas, se le puede despertar el interés de trabajar en equipo, ser solidario y respetar a sus compañeros, nos ha dado resultado, las escuelas mandan alumnos como premio a sus calificaciones y el ayuntamiento presta el camión”.