Cultura

Óscar de la Borbolla, un pensador muy rebelde

En “La rebeldía de pensar” el escritor compila las polarizaciones que genera la política pública en nuestro país

Cualquiera puede pensar y expresar sus criterios, pero hacerlo correctamente y desde la certeza y la evidencia es algo que pareciera un verdadero reto en la actualidad a decir del filósofo Óscar de la Borbolla, quien en su más reciente publicación “La rebeldía de pensar”, pone de manifiesto los tropezones que la opinión pública tiene para impactar en la vida social y personal de los que nos rodean.

Como parte de la colección “Brevarios” del Fondo de Cultura Económica (FCE), Óscar de la Borbolla reflexiona sobre cómo la polarización social impacta en acciones y reacciones colectivas cuando hay opiniones encontradas sobre temáticas que inmediatamente o la larga, impactan incluso en políticas públicas.

“Se está dando un momento en el que la polarización está impidiendo que pensemos. Estamos tan convencidos de nuestras certezas que nos enfrentamos sin ponernos a pensar un poquito. Hay una rivalidad entre los ‘chairos’ y los ‘fifís’, por ejemplo, se están dando espectáculos muy desagradables. Está pasando entre hombres y mujeres, entre todos los contrarios de la sociedad”.

A través de “La rebeldía de pensar”, Óscar de la Borbolla plantea cuestionamientos filosóficos sobre el pensamiento y las herramientas que permiten considerar si lo que uno cree es cierto o no.

“Hay que distinguir entre la evidencia y la certeza. Cuando ves que algo es evidente, inmediatamente crees que eso que ves es lo correcto (…) hay siempre pequeños indicios que muestran que lo que es evidente no es lo cierto. La evidencia no debería de movernos inmediatamente a la certeza, y separar evidencia de la certeza es lo que permite el pensamiento”.

La inmediatez y los encontronazos sociales

El filósofo puntualiza que actualmente y ante las dinámicas de comunicación inmediata que se tiene virtualmente, como las redes sociales, las creencias personales y sus percepciones de certeza y evidencia cada vez están más revueltas, confusas y dispuestas a desatar encontronazos sociales que, en lugar de proponer y ejecutar soluciones, solo se enfocan en seguir abonando a la polarización.

“Tenemos certezas sin evidencias, eso es lo peor de todo, cuando nos movemos por mails, memes, por opiniones que se multiplican de manera millonaria y creemos que la realidades son eso que todos dicen. Creo que hoy como nunca hace falta pensar. Siempre tenemos algunas ideas, las de nuestra familia, de nuestra comunidad, de nuestro trabajo, de los que nos rodean, hay una especie de código implícito, y cuando empiezas a pensar te das cuenta que eso que creen todos no es lo correcto e inmediatamente eres el subversivo del grupo. Si piensas subviertes lo que todos los demás aceptan como válido. El pensar siempre te convierte en un rebelde”.

Ante este panorama, Óscar de la Borbolla también expone los conflictos que la carencia de lenguaje y conceptos tienen para compartir claramente, con evidencia y certeza, opiniones personales que no distorsionen la realidad que se vive, y así pensar para solucionar problemas.

“Tener la palabra específica para referirse al estado emocional de uno, por ejemplo, permite distinguir y tener una mirada inteligente de uno, eso para también con el mundo exterior, si tú no conoces el nombre de los árboles, cuando vas por un bosque todo lo que ves para ti son árboles; pero no identificar especies, para ti todos son árboles. Tu experiencia de la realidad es tosca, burda y opaca, no hay manera de que la puedas volver inteligente”.

JL

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