Cultura

Las mujeres libertarias mexicanas del Partido Liberal Mexicano salen a la luz

El trabajo recopila la lucha de muchas mujeres mexicanas que por décadas fueron ignoradas por la historia 

En el marco del 50 aniversario de la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y 40 años del Seminario Permanente de Estudios Chicanos y de Fronteras, se presentó el libro más reciente de la profesora e investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM): ‘Anarquistas mexicanas. Redactoras en los albores del siglo XX’ (Ed. Casa del Ahuizote, 2021).

Este estudio pertenece a una vertiente historiográfica que ha ido recuperando el papel de las mujeres en la Revolución mexicana, aquellas libertarias que participaron activamente en el Partido Liberal Mexicano (PLM) y se han mantenido en la oscuridad hasta hace poco; gradualmente, sus nombres, sus rostros y su quehacer en la concepción y divulgación de las ideas de este proyecto, encasillado en el término “magonismo”, van saliendo de las sombras, gracias a la investigación de autores y autoras como Graciela González Phillips.

Hidra de tres cabezas

De acuerdo con la autora, el desconocimiento sobre estas mujeres libertarias se debe a varios factores: el sesgo androcéntrico que hasta años recientes ha caracterizado a los estudios sobre la Revolución Mexicana; la temprana clandestinidad a la que fue orillado el PLM, y que redundó en la destrucción de documentación por parte de sus miembros, y el hecho de que buena parte de sus integrantes radicara en los estados fronterizos de Estados Unidos (como California, Arizona, Nuevo México y Texas), en cuyos archivos históricos cabría indagar.

En todo caso, fueron mujeres que se enfrentaron a la “hidra de tres cabezas” que, en palabras de González Phillips, fue el choque de los pulsos autoritarios y conservadores del Porfiriato, en el cual ellas nacieron y crecieron, y la consecuente carga moral de los “deberes femeninos”; con un despertar de conciencia como “sujetas políticas”, de manera que, al igual que los hombres, deseaban participar del cambio social. Ellas, lograron saltar la barrera que separaba la esfera doméstica del ámbito público, rompiendo con lo que ahora llamamos “roles de género”.

Explica la académica que “el libro trata de las mujeres que se agruparon en el PLM y que, redactaban en el periódico ‘Regeneración’, por ejemplo, Francisca Mendoza escribió muchos textos, también está María Talavera Brousse (compañera de Ricardo Flores Magón) y su hija, Lucía Norman, además de Blanca de Moncaleano”.

Así, durante la presentación virtual de la obra (a través del canal de la Coordinación Nacional de Antropología en YouTube), la antropóloga social estableció que “para 1910, en la víspera de la insurrección armada, ellas ya eran francamente guerreras, y pugnaban por entrar en la lucha, tomar las armas. Tal fue el caso de Margarita Ortega que, ante la indecisión de su compañero, decide ir a la batalla con su hija Rosaura Gortari, quien no lo dudó; el propio Ricardo Flores Magón dedicó un largo artículo a Margarita Ortega”.

Contra los lobos del poder

Como explicó el investigador de la Dirección de Estudios Históricos del INAH, Alejandro de la Torre Hernández, la publicación de ‘Anarquistas mexicanas’ abre rutas de reflexión a partir de la radiografía de un grupo de editoras y redactoras, periodistas, propagandistas, maestras, que aparte de tomar la voz en la cultura impresa de finales del siglo XIX y principios del XX, formaron parte de la reproducción del movimiento magonista, de gran potencial revolucionario.

El especialista comentó que “a medida en que se va manifestando el anarquismo en el discurso público del PLM, en el trayecto de su radicalización, la importancia de la emancipación femenina toma fuerza y coherencia, a tal grado que puede considerarse un venero del pensamiento anarquista, sin embargo, es difícil ubicar estas voces. Hay que buscarlas y leer a contrapelo, justo esa es la labor que ha realizado Graciela González Phillips”.

Así, De la Torre indicó que “están las expresiones de las hermanas Teresa y Andrea Villarreal, de manera más radical las de Sofía Breton, Francisca J. Mendoza y Blanca de Moncaleano. Un caso muy particular es la firma de Rosa Méndez, seudónimo femenino que adoptó Enrique Flores Magón, una muestra del interés del periodismo anarquista de empatizar con las luchas femeninas, de generar un diálogo de confianza con las lectoras, incluso a través de una voz impostada, pero que nos lleva a las paradojas que las mujeres han atravesado en sus luchas”.

Finalmente, González Phillips cerró su participación con la lectura de un manifiesto publicado en Regeneración: “Mujeres, esclavas del esclavo, animad a vuestros compañeros a sacudir el yugo que nos oprime a todos por igual. Rechazad las mentiras y embustes de los verdugos ensotanados, arrojadles al hocico sus reliquias y sus monos ridículos, y engrosad las filas de las libertarias que, unidas a los rebeldes, hacen propaganda con la pluma, la palabra y también con el fusil o la dinamita, destruyendo las madrigueras donde habitan los lobos del poder, del dinero y de la religión. Adelante, mujeres libertarias”.

FS

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