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Sonda Rosetta observa actividad en pozos del cometa 67P

Por primera vez se ha constatado la existencia de 18 pozos en el hemisferio norte del cometa

MADRID, ESPAÑA (01/JUL/2015).- La misión Rosetta ha constatado la existencia de 18 pozos en el hemisferio norte del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, con una profundidad de entre 100 y 200 metros, y ha observado por primera vez actividad en ellos.

En un estudio publicado en la revista Nature, investigadores de la misión Rosetta describen la actividad y plantean un escenario sobre el origen de estos 18 pozos, unas cavidades circulares y profundas similares a los pozos naturales terrestres, de las que se sabe que son habituales en muchos cometas.

En 1988 se hallaron por ejemplo en el Halley y su origen ha sido discutido durante décadas por la comunidad científica.

Esta investigación, que por primera vez observa actividad de chorros de gas y polvo emergiendo de las paredes de los pozos, aporta luz sobre el origen de estos y pone de manifiesto el carácter heterogéneo de los primeros cientos de metros bajo la actual superficie del cometa 67P, al que "persigue" la sonda Rosetta.

Entre julio y diciembre de 2014, la misión Rosetta observó el cometa 67P desde una distancia de apenas ocho kilómetros, lo que "nos ha permitido distinguir y ver con un detalle inigualable", señaló en un comunicado del español Instituto de Astrofísica de Andalucía, el astrofísico Pedro J. Gutiérrez.

Gracias a esta cercanía y seguimiento constante del cometa, los científicos observaron que los chorros de gas y polvo se producen cuando los hielos del núcleo subliman (paso del hielo a gas).

En cuanto a su origen, los firmantes de este artículo agrupan las explicaciones en dos escenarios.

Uno primordial, es decir, que los pozos se formaron así desde el inicio de los tiempos: "los huecos existían en el núcleo desde que este se formó y los techos habrían caído como consecuencia de la sublimación natural de los hielos en la superficie y subsuperficie del cometa al acercarse al Sol", de detallado la astrofísica Luisa Lara.

La segunda opción sería un proceso evolutivo en el que el colapso y creación de estas cavidades se daría por una sublimación esta vez de hielos más volátiles que el agua, como el de monóxido de carbono y dióxido de carbono, o la existencia de una fuente de energía interna que desencadena la sublimación de los hielos, añadió.

El estudio de los cometas nos acerca a la formación del Sistema Solar: este trabajo, según Lara, da información sobre cómo se formaron los núcleos cometarios y lo que ha ocurrido a lo largo de la historia de la evolución del Sistema Solar.
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