Tecnología

Premio Nobel mexicano plantea gravar emisiones de gases de efecto invernadero

La medida ofrecida por Mario Molina promueve la utilización de energías renovables y la reducción de consumo de combustibles fósiles

PUEBLA, PUEBLA (28/FEB/2012).- El científico mexicano Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995, convocó a todas las economías emergentes a fijar un impuesto a las emisiones de gases de efecto invernadero para controlar el daño que causan al planeta.

De acuerdo con Molina, la medida facilitaría promover más la utilización de energías renovables y reducir el consumo de combustibles fósiles, que "dañan con mayor severidad al ambiente".

Al impartir la conferencia magistral "Cambio Climático: aspectos económicos, científicos y políticos", celebrada en Puebla, señaló que "al planeta le sale mucho más barato tomar las medidas necesarias, aunque sean muy drásticas".

"La sociedad debería responder a estos altos riesgos", consideró.

El científico dijo que menos de la cuarta parte de la población mundial es responsable del cambio climático actual, que produce eventos naturales extremos con mayor frecuencia.

Advirtió que de no revertir este problema en 30 a 50 años el planeta podría sufrir "daños irreversibles, como la desaparición de la selva del Amazonas".

"Hay que ponerle un precio a las emisiones para que la economía se encargue de que otras energías entren al mercado", insistió.

Explicó que el costo de resolver los problemas del cambio climático equivale a uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del mundo, por lo que insistió en que se deben aplicar otras medidas.

También consideró urgente inducir el uso de las energía limpias como la eólica y la solar, e incluso someter a discusión el aprovechamiento de la nuclear.

"Hay muchos riesgos, pero si hablamos de nuevas generaciones tecnológicas de reactores nucleares muy seguros y no se dan facilidades para fabricar armas nucleares, es una solución importante que hay que poner sobre la mesa", apuntó.

Finalmente aceptó que la propuesta del control riguroso sobre la emisión de gases de efecto invernadero no es fácil pero "la decisión de hacer algo por el planeta no es un asunto de ciencia, sino de economía, valores y responsabilidad".
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