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Pesca ilegal lleva al pez de los zares cerca extinción
El río Volga se ha convertido en un lugar común en Rusia donde la pesca furtiva del esturión ha diezmado a una especie considerada un orgullo nacional
La escena sobre el río Volga se ha convertido en un lugar común en la Rusia moderna, donde la pesca furtiva del esturión ha diezmado a una especie considerada un orgullo nacional.
"En los viejos tiempos, solíamos pescar esturiones de entre 40 y 50 kilos, o de hasta 60 Kilos", dijo Pavel Syzranov, director de la piscifactoría Lenin, en el sur de Rusia.
"Ahora no quedan esturiones de ese tamaño", afirmó, después de que dos peces inmaduros, conocidos como esterletes, fueran devueltos al Volga.
La incesante búsqueda del denominado "pez de los zares" y sus preciadas huevas ha adquirido tal proporción en la Rusia post soviética que la criatura prehistórica, que sobrevivió a los dinosaurios, ha sido empujada al borde de la extinción.
El salvaje capitalismo y las turbias reformas de Rusia en la década de 1990 propinaron un fuerte golpe a las industrias pesqueras como la de Zelenga, una pequeña y antes pujante ciudad en el delta del Volga, donde el esturión llegaba a desovar después de madurar en el mar Caspio.
A dos horas en bote desde la capital regional de Astrakhan, el polvo se arremolina en el cálido viento y las calles puntuadas por casas de madera parecen se ven casi desiertas. Un hombre alcoholizado duerme a la vera de un camino.
La pobreza y el desempleo empujan a las personas a probar suerte con la caza furtiva. Algunos todavía no pueden creer que al esturión le haya tomado tan poco tiempo desaparecer.
"Este lugar solía estar repleto de pescado. Había piscifactorías allí y allí arriba, y allí, virtualmente en todos lados", dijo Alexander Kuznetsov, de 76 años, apuntando al río.
"Uno no podía caminar (en el agua), los peces te derribaban" ¿Adónde se han ido ahora? No lo sé", dijo Kuznetsov.
¿Batalla perdida?
En un intento por contener la caza furtiva, Rusia prohibió las exportaciones de caviar en el 2002, cuando declaró que la situación era crítica, y sólo permite que se vendan nueve toneladas del manjar en el mercado interno cada año.
Pero la caída en las existencias de esturión ya afectó al Mar Caspio, la mayor masa de agua sin salida al mar del mundo y fuente de cuatro quintos del caviar negro del mundo.
Durante la era soviética, expertos estimaban que la captura anual de esturión era de 20 mil toneladas métricas y la producción de caviar alcanzaba a 2 mil toneladas.
Según la Agencia Federal de Piscifactorías (Rosrybolovstvo), la caza furtiva ha reducido la población de esturiones en 90 por ciento desde 1970. Las existencias han bajado un 40 por ciento desde el comienzo del milenio.
Los zares rusos crearon un monopolio de la venta de caviar y la gente común se le prestaba atención al noble pescado.
Antes de la Revolución Bolchevique de 1917, las iglesias y los monasterios sobre el Volga no tenían permiso para hacer sonar sus campanas cuando el gigante esturión venía río arriba desde el Caspio, por temor a perturbar su producción de huevos.
En tiempos soviéticos, las autoridades mantenían estrictos controles sobre el comercio. Pero como regla, un trabajador soviético conservaba una lata de los preciados huevos en un refrigerador para el feriado de año nuevo o la celebración de mayo del día de la victoria de la Segunda Guerra Mundial.
Aunque accesible, el manjar escaseaba con frecuencia.
Hoy, contrabandistas llevan caviar negro a capitales adineradas de todo el mundo. En Moscú, los precios del beluga (el caviar más fino) alcanzan los 2 mil dólares por kilo.
Andrei Vodopyanov, jefe de la autoridad de control pesquero de Astrakhan, está encargado de combatir el comercio ilegal de raíz: los pescadores furtivos locales. Pero también comprende qué es lo que lleva a muchos a infringir la ley.
"El mal estado de la ecología y el recorte de los cupos de pesca hace que la gente deje sus trabajos, incapaz de ganarse la vida por medios legales. A menudo se ven forzados a volcarse a la caza furtiva para alimentar a sus familias", expresó.
Su equipo de "policías fluviales" se encuentra frente a una tarea difícil, liberando a menudo a presuntos cazadores furtivos que arrojan sus redes y capturas al agua, usualmente la única evidencia disponible.
"Conozco la ley, conozco casos judiciales. Pero ?por qué habrían de llevarme a la justicia?", dijo uno de los sospechosos con tono desafiante, tras ser multado por no tener la licencia adecuada para su bote a motor.
"¿Por ir al río a buscar alimento para mi hijo? ¿Debería ir a prisión por eso? Denme un trabajo. Todo el pueblo está sin trabajo. No hay una sola empresa en funcionamiento", explicó.
Mientras, los hombres de Vodopyanov dragan una cuerda con filosísimos anzuelos sobre uno de los canales donde el esturión llega a desovar. Incluso un pequeño rasguño significa la muerte inminente de un esturión tras una agotadora migración.
Un museo del esturion
En el 2000, Rusia prohibió la pesca comercial del beluga, un depredador conocido por su longevidad y tamaño y el mayor de los esturiones. Alcanza más de 5 metros de largo y pesa hasta una tonelada.
En el 2005, Moscú impuso una veda sobre la pesca comercial del esturión ruso (la variedad más populosa de la cuenca del Caspio) y del esturión estrellado.
Pero los científicos dicen que esto no es suficiente y piden la acción conjunta de los cinco Estados del Caspio, que también incluye a Azerbaiyán, Kazajistán, Turkmenistán e Irán.
Raisa Khodorevskaya, una experta en esturión y jefa de desarrollo del Instituto de Investigaciones Caspian Fisheries, dijo que no tenía sentido que Rusia se abstuviera de la pesca comercial mientras otros Estados costeros lo siguen haciendo.
La pesca en el mar debe prohibirse, sostuvo, porque en este caso pescadores legales e ilegales por igual pescan un esturión que con frecuencia no alcanza la madurez para desovar. Dependiendo de la variedad y género del esturión, puede tomarles hasta 18 años llegar a la madurez.
Hace unas décadas, los comercios en las ciudades del Volga estaban repletos de latas de un accesible caviar negro y gigantescos trozos de esturión.
Irónicamente, la Astrakhan de hoy en día cuenta con un singular museo del esturión: un signo desalentador de que algún día podría convertirse en una especie extinta.
Khodorevskaya, cuyo instituto libera millones de esturiones jóvenes al mar cada año, dijo que Rusia probablemente había llegado 10 años tarde a la lucha por el noble pez.
"El esturión es el orgullo nacional de Rusia. Llegamos un poco tarde (pero) creo que se le puede preservar si se dispone de controles, protección y reproducción adecuados", dijo.
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