La ciencia al rescate de las personas con diabetes
Se trata de una de las diez enfermedades que más muertes causan al año en todo el planeta
CIUDAD DE MÉXICO (31/ENE/2017).- La diabetes, una de las diez enfermedades que más muertes causan al año en todo el planeta, es un padecimiento en el que los pacientes no pueden producir insulina o no pueden aprovechar la insulina que producen y esto puede ocasionar altos niveles de glucosa en la sangre. Esta medición, realizada por un aparato llamado glucómetro, es vital para el control de la enfermedad ya que puede ayudar a que el paciente reciba una dosis de insulina o tome un alimento con azúcares, cosas que le podrían salvar la vida.
Los primeros glucómetros como el ARM (Ames Reflectance Meter, por sus siglas en inglés) eran grandes, costosos y se encontraban únicamente en algunos hospitales y consultorios. Además de que los resultados de las mediciones no contaban con la exactitud que hoy tenemos, para los pacientes era virtualmente imposible conocer su estado de salud día a día sin viajar hasta el consultorio y pagar por el uso del aparato.
La diabetes, una de las diez enfermedades que más muertes causan al año en todo el planeta
Los glucómetros actuales son tan pequeños, fáciles de usar y tan exactos que, para un doctor de los años setenta acostumbrado a usar el ARM, parecerían aparatos mágicos que se deben a dos importantes ramas de la ciencia: la biología y la electroquímica.
La tecnología de los medidores de glucosa en sangre digitales, como por ejemplo los Contour Plus, funcionan con pequeñas tiras cuyas enzimas reaccionan a la glucosa contenida en una pequeñísima cantidad de sangre. Al ser ingresada al glucómetro, esta tira genera una señal eléctrica medida por un sensor y traducida a un número con el cual el paciente puede relacionarse y, de ser necesario, actuar. Estos glucómetros caben en el bolsillo, tienen una vida útil prolongada y son asequibles. ¿Se imagina usted qué pensarían los doctores de antes que estaban acostumbrados a sus viejos ARM?
Así, la biología, química, electrónica y más ramas de la ciencia humana se unen en pequeños aparatitos que podrían salvar la vida de millones de personas.