Tecnología
Emplean hongos en el cuidado del fríjol
Se implementó de un control biológico para combatir la presencia de un hongo patógeno, capaz de pudrir la raíz de la planta del fríjol con otro que lo elimina naturalmente.
Los Trichoderma son un grupo de hongos microscópicos que comprenden aproximadamente más de 100 especies diferentes y se encuentran en cualquier tipo de suelo en todo el mundo.
Estos organismos normalmente están asociados con plantas, sobre todo en la raíz, lo que origina un proceso de simbiosis, en el que el hongo hace disponibles los nutrientes y minerales que hay en el suelo y son absorbidos por la planta para alimentarse a su vez de los exudados, carbohidratos y componentes que la planta emite.
De acuerdo con el doctor Juan Manuel González Prieto, líder de la investigación, además de sus propiedades simbióticas, este tipo de descomponedores tiene la capacidad de parasitar a otros hongos; es decir, adherirse a patógenos presentes en la planta y eliminarlos.
“Este género se enrolla a lo largo de las células del organismo nocivo y lleva a cabo una fuerza mecánica similar al estrangulamiento, posteriormente hace orificios en las células del patógeno, provocándole la muerte”, explicó.
Los hongos que afectan al cultivo del fríjol son diversos y se caracterizan por ocasionar manchas de color café oscuro o rojo en la raíz, inclusive coloraciones marrones o negruzcas dependiendo de la especie fúngica que cause el problema. Adicionalmente existe destrucción de los tejidos de la raíz.
“Cuando examinamos las raíces de la planta de fríjol nos dimos cuenta que presentaban los síntomas de la enfermedad y estaban secas, pues todos los conductos que tienen para suministrar los nutrientes se encontraban obstruidos. Esto evita que la planta se desarrolle de manera saludable”, refirió el especialista del CBG del Instituto Politécnico Nacional (IPN), otra de las instituciones involucradas.
Al conocer el problema, el grupo de investigadores comenzó el muestreo de las diferentes zonas productoras de fríjol en el estado de Durango para tomar plantas enfermas que presentaron la pudrición de la raíz y de esta manera poder aislar a los patógenos que ocasionaban la enfermedad. También tomaron muestras de suelo en esas parcelas para saber cuáles eran las especies de Trichoderma presentes y analizar sus características para ser usadas como agentes biocontroladores.
“Al identificar las especies de Trichoderma y de patógenos, los enfrentamos en el laboratorio mediante el cultivo in vitro y seleccionamos aquellas que pudieran ser probadas en invernadero”, refirió el especialista del CBG del IPN.
A decir de González Prieto, se identificaron varias especies de Trichoderma con potencial biocontrolador, sin embargo, destacaron dos que tenían una mayor actividad frente a los patógenos: la especie asperellumy virens.
En la siguiente etapa de la investigación se inocularon plantas de fríjol de invernadero en presencia y ausencia de los patógenos con las variantes seleccionadas de Trichoderma, y se observó que crecían con mayor envergadura.
Asimismo, se comprobó que la inoculación no causó daño a la planta, además de que el deterioro ocasionado por los patógenos se redujo considerablemente.
Estas pruebas se replicaron con buenos resultados en pequeñas parcelas de las localidades de Francisco I. Madero y en la capital del estado.
En paralelo al control biológico en las plantas de fríjol, la investigación dio pie a que los investigadores participantes puedan trabajar en la obtención de un bioestimulante de crecimiento vegetal con base en el hongo Trichoderma.
Con información de la Agencia ID
Síguenos en