Tecnología
Cargada de adrenalina la vida del astronauta
Temores y bajos sueldos son sólo algunas de las complicaciones de la profesión
Bajones emocionales, aislamientos prolongados, bajos sueldos, miedos, ansiedad, pérdida de la masa ósea, meses de entrenamiento y preparación psicológica para cualquier adversidad y posibles secuelas son algunos de los efectos y actividades a las que se somete un astronauta antes de dejar la Tierra y después de volver a ella.
De acuerdo con la información disponible en internet, desde la llegada del hombre a la Luna (20 de julio de 1969) viajar al espacio es una experiencia tan cargada de adrenalina como de temores para un astronauta.
Al regresar a la Tierra, muchos tardan semanas en recuperarse, dado que la labor que desarrollaron en el espacio es hasta tal punto estresante, que volver a casa trae consigo una sensación de relajación que puede llegar a desembocar en una enfermedad.
Durante el viaje espacial, estos científicos son más que nunca dueños de cada uno de sus movimientos. Si algo sale mal, desde la Tierra sólo pueden recibir consejos, pero las decisiones finales son exclusivamente de ellos.
Tal es el efecto y la responsabilidad, que muchos han declarado que la vuelta a casa trae consigo una desorientación total en el plano fisiológico y una sensación de cansancio y abatimiento absolutos.
Embarcarse en un vuelo espacial, sobre todo los de larga duración, no es algo sencillo, aunque sí muy demandado por los científicos, pero hay que estar hecho de una pasta especial para que el cuerpo soporte semejante impacto, según se explica en la revista "Muy interesante".
A veces hay muy malos olores por la desgasificación de algunos objetos con los cambios de temperaturas y presión; puede hacer mucho frío o mucho calor, y el ruido es muy alto y constante, ocasionado por el zumbido de los ventiladores, el aire acondicionado, los filtros y el timbre de los teléfonos.
Hay un nuevo amanecer cada 90 minutos, lo cual es maravilloso, pero 16 de ellos por día son capaces de enloquecer cualquier biorritmo, sin contar las constantes náuseas, especialmente al ponerse en órbita. El sencillo acto de ir al baño en la nave se convierte en toda una odisea.
"El baño es muy bueno, pero me lleva entre 15 y 20 minutos de principio a fin. Es mucho tiempo", escribió el astronauta Michael Foale, al referirse a la difunta estación espacial rusa Mir.
Asimismo, la falta de gravedad hace que todo flote, por lo que se debe tener mucho cuidado de no chocar contra partes vitales del aparato o contra los propios experimentos científicos.
Por todo esto, es necesario estar preparado para el viaje al espacio, que para muchos ha sido sin retorno, lo que implica meses de entrenamiento y algunos días de incomunicación con el exterior para evitar enfermedades y eso pesa en las mentes de los astronautas.
Los ejercicios preparatorios son muy intensos y la salud debe ser de hierro. Por eso se seleccionan personas que no sean propensas a sufrir enfermedades ni tengan claustrofobia, se explica por otra parte en el portal Planeta Sedna.
De hecho, en una de las última convocatoria lanzada por la Agencia Espacial Europea (ESA), en 2008, se establece que los requisitos van desde gozar de excelente salud, tanto física como mental, tener entre 27 y 37 años de edad, saber idiomas y tener una carrera en ciencias.
Pese a ello, a los extensos y estrictos exámenes físicos y psicológicos que se realizan para el proceso de selección y al sueldo que recibirán, cuatro mil 200 euros al mes (aproximadamente 80 mil pesos) la demanda para estos puestos son inimaginables.
La ESA, cuya convocatoria hizo pública a través de una agencia de noticias de aquel continente, además de los requisitos mencionados indicó que esperaban entre 30 mil y 50 mil candidatos, de los cuales únicamente aceptarían a ocho nuevos astronautas.
Ahora, el espacio reducido suele ser sinónimo de tensión con el compañero, por eso los estudios psicológicos sobre la personalidad y la cultura de los tripulantes son de gran ayuda en la convivencia.
Tanto la NASA como la ESA tienen mucho cuidado de que sus astronautas sean personas de carácter afable. Durante los meses de entrenamiento se van conociendo y estrechando el espacio que los separa, pues lo especialmente duro para la mayoría de los pioneros del espacio son las semanas o meses que viven alejados de los seres queridos.
Las comunicaciones con el espacio han sido tradicionalmente difíciles, aun cuando en la actualidad es posible hablar virtualmente con Control de Misiones a cualquier hora y usar el sistema de radioaficionado, muy popular entre los astronautas.
La psicología y el comportamiento humano en órbita es un asunto espinoso, señala la publicación, sobre todo para la NASA.
La herencia del piloto de pruebas "macho y duro", con la que nacieron los primeros astronautas, dificulta que éstos puedan mostrar alguna debilidad públicamente. Hacerlo sería admitir que no están preparados convenientemente.
Otro problema, poco estudiado, es el de los efectos del profundo aislamiento; muchos han sufrido alteraciones nerviosas. Estar separado del resto del mundo dentro de un ambiente difícil es complicado.
No siempre hay ayuda inmediata y tampoco noticias frescas; las cosas se rompen; Los compañeros se hacen antipáticos; la comida deshidratada se vuelve aburrida y la motivación comienza a flaquear, indica la literatura disponible.
Durante los primeros años de la carrera espacial, los médicos no se ponían de acuerdo sobre si se podía o no tragar comida en ingravidez.
Rusia empezó a fabricar alimentos y a envasarlos en algo parecido a un tubo de pasta de dientes, mientras que en Estados Unidos se utilizaba algo similar a una pastilla de caldo que se tragaba después de mojarla en agua.
En la actualidad se utilizan, sobre todo, latas de comida, para las que se utilizan abrelatas normales- que previamente se han metido en cámaras de baja presión, a fin de evitar que revienten, así como alimentos deshidratados y bebidas embolsadas.
Respecto a los seguros de vida, es la agencia la que los organiza. Quizá la gran demanda hace que las condiciones no sean las mejores, hay a quienes no se les paga más por peligrosidad, aunque se compensa con un mes extra de vacaciones que los ayuda a superar la vuelta a la gravedad.
Ante este cúmulo de tensiones, riesgos y dificultades, sería lógico pensar que los astronautas reciben un extra económico por peligrosidad. Pero nada está más lejos de la realidad.
Su salario es el mismo en la Tierra que en el espacio. El astronauta español Pedro Duque recuerda los 25 dólares de dietas que le dieron por el viaje de Houston a Florida, desde donde despegaría en su primer vuelo espacial.
En la NASA el salario oscila entre 60 mil y 85 mil dólares anuales, según la antigüedad, que comparado, por ejemplo, con el salario de un ejecutivo en la industria privada en Estados Unidos es muy poco.
De hecho, el sueldo del antiguo director de la agencia espacial, Sean O'Keefe, era de 158 mil dólares anuales. En su nuevo cargo como rector de la Universidad de Louisiana, O'Keefe gana más del triple.
Al comienzo de la era espacial, los astronautas sí recibían casas y automóviles; eran parte de una elite de héroes y se les quería honrar.
Pero ahora no, ser seleccionado para una misión es considerado como un premio en sí mismo, por tener las cualidades que se busca para ese vuelo específico.
El dinero pierde importancia cuando alguien es seleccionado para una misión. Entonces debe pensar en los preparativos como el de hacer un pequeño testamento, pues hay 98 por ciento de posibilidades de supervivencia, pero el resto del porcentaje es muy real.
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