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Una ventana al mundo natural
La Barranca de Huentitán ofrece una vista panorámica y un recorrido placentero
Cuando uno cruza la entrada, una vez que se pasa por la capilla del lugar —construida en 1983 con apoyo de la organización civil Amigos de la Barranca por una conocida empresa local— en la que no sólo los visitantes sino los vecinos de colonias aledañas concurren a misa, lo que queda ante los ojos de los paseantes es una vista impresionante dominada por el verde del arbolado y un sendero que invita a la caminata.
Justo eso es lo que parece atraer a la gente a la Barranca de Huentitán, la posibilidad de entrar en contacto con la naturaleza, descender y escalar la barranca, correr (para los deportistas), realizar excursiones o practicar la observación de aves, lo mismo que llevar a cabo visitas guiadas por la zona, sea en coordinación con autoridades municipales y guardabosques o cualquiera de las organizaciones civiles que trabajan a favor de la barranca.
Con todo, subir y bajar son actividades que implican algo placentero, pero asimismo un gran trabajo físico; perfecto para, como comenta Ildefonso Martínez, “hacer ejercicio, porque yo me hice aficionado a venir desde que, por prescripción médica, necesitaba bajar de peso y mis niveles de colesterol”; así, visita de manera asidua el lugar —al menos una vez a la semana— en compañía de su mujer y sus dos hijas: “hace años que vengo, y espero mis hijas aprendan y les guste la idea de seguir viniendo”.
La zona, desde la entrada hasta el río, cuenta con poco más de cuatro mil metros de recorrido para descender y subir, en lo que significa en recorrido “habitual”, con más de 60 curvas sobre la brecha empedrada; más allá del ejercicio, el trayecto brinda la oportunidad de estar en “un espacio diferente, donde se puede respirar aire fresco, disfrutar del silencio, lejos del ruido de la ciudad”, sentencia Martínez.
Tradición que se renueva
Después de la capilla es donde comienza el camino empedrado para bajar; conforme se avanza, no es raro topar con la antigua vía del tren, tramo ferroviario muy empinado que cruza rumbo a una antigua planta de la CFE, instalada en el viejo pueblo abandonado de Arcediano. Cuando se llega al sitio del mirador, uno se halla a mitad de la barranca; luego, siguiendo el sinuoso camino se termina el trayecto en el Río Santiago y el famoso Puente de Arcediano (que fue removido del sitio original donde se hallaba, a unos 800 metros río abajo).
Así, aunque se trata de una impactante formación geológica que sirve de cauce al Río Santiago, es mucho más que eso; el sitio es de importancia histórica puesto que desde tiempos de la conquista fue escenario de confrontaciones entre los indios de Huentitán y los españoles, lo mismo que de batallas en la Revolución y la Cristiada, pero también fue un punto de conexión entre comunidades, ya fuera para el tráfico de productos o de personas (el puente data desde fines del siglo XX y tuvo su época de uso continuo, como paso obligado).
Algo de eso sabe Arturo Lamadrid, nacido aquí pero radicado en la Ciudad de México desde hace lustros: “Ahora en vacaciones aprovecho y traigo a mis hijos, porque cuando venía yo, hace más de 20 años, era con mis padres; ahora se ve más movimiento y hay más ciclistas, pero como entonces, sigue siendo de interés ver el puente colgante, lo que queda de Arcediano, las vías o simplemente que los niños vean todo lo que no pueden a diario, como los árboles”.
Oportunidad formativa
Si se toman en cuenta los cálculos de las autoridades y asociaciones civiles en pro de la barranca, se estima que el flujo de visitantes se halla entre cinco y siete mil personas por semana: la mayor parte visita el sitio los sábados y domingos, muchos sólo para recorrer el lugar o hacer ciclismo de montaña o, los menos, hacer uso de los desfiladeros donde se practica descenso a rappel (con la debida asesoría de profesionales).
Por ello no es de extrañar que, como sentencia Eduardo Machuca, asiduo visitante del lugar, “mucha gente se apropia del sitio, se enamora de la barranca”; de ahí que numerosas familias se hagan presentes con regularidad, no sólo por el disfrute recreativo, sino de aprendizaje.
“No veo otra manera de que los chavitos sepan lo importante que es el medio ambiente y que hay que cuidarlo, lo mejor es que vean por sí mismos estos lugares maravillosos”, refiere doña Silvia Aguilar, quien llegó esta vez temprano con la familia.
Actualmente, existen diversas organizaciones civiles —Comerciantes Huentitán-Arcediano, Guardianes de la Barranca, Amigos de la Barranca y Civilidad para Transformar AC— que, ahora en unidad, persiguen implementar iniciativas para mejorar las condiciones del lugar; además, existe el proyecto Fideicomiso Voltea a la Barranca (establecido en marzo de 2013 y que busca regenerar y rehabilitar la zona norte del municipio) que contempla la construcción de un malecón turístico, un jardín botánico y la rehabilitación de colonias aledañas.
Mucho por descubrir
De esta forma, la barranca —declarada Área Natural Protegida en 1997, bajo la categoría de Zona Sujeta a Conservación Ecológica— es un espacio privilegiado para el ecoturismo, el deporte, la educación ambiental y el desarrollo comunitario; por ello, las actividades que se han programado en fechas recientes (se realizó una carrera el pasado 14 de diciembre y, meses atrás, un concurso de fotografía) hacen hincapié en los recorridos guiados y campañas de concientización para disminuir los niveles de contaminación (especialmente por la basura que se llega a acumular).
Pródigo en riquezas naturales y una estratégica ubicación geográfica, la Barranca de Huentitán no sólo alberga una gran diversidad biológica sino un potencial enorme para la recreación y, en esto, tiene una larga tradición que continúa hasta nuestros días pero, también, un sitio que posee “mucho por descubrir, porque además de ser una zona para la práctica deportiva, podría ser también un espacio para la cultura y la ciencia; no sólo vienen quienes conviven y aprecian la naturaleza, llegan familias completas que por generaciones han hecho suya la barranca”, como señaló Juan Carlos Regalado, agrónomo y vecino del lugar.
SABER MÁS
Servicios e información
* Para obtener información sobre atención a grupos escolares, especiales y público en general en cuanto a recorridos ecológicos, campamentos, cursos de verano, caminatas guiadas, pláticas o conferencias, se puede comunicar con el Cuerpo de Guardabosques o la Dirección General de Medio Ambiente y Ecología del Ayuntamiento de Guadalajara, al teléfono 3674-0525 (Guardabosques) o el 3818-3600, extensión 3437 (Departamento de Ecología).
* Se puede contactar a la organización Civilidad para Transformar AC, a través de redes sociales (facebook, o al teléfono 3613 1773), de modo que puedan acceder a la información y participar en las actividades que se organizan con frecuencia en relación con la barranca.
Rutas de transporte público hacia la barranca
* Ruta 603-A (Vía Huentitán el Alto)
* Ruta 80
* Ruta 80-B
* Ruta 66
TOMA NOTA
Para el observador
Fauna: coyotes, gatos monteses, armadillos, jabalíes, tlacuaches, ardillas, conejos, tejones, ratas de campo, tuzas y murciélagos; así como codornices, tecolotes, pericos, tordos, torcazas, gorriones, calandrias, cuervos, zopilotes, gavilanes o reptiles como la iguana, la lagartija, la falsa coralillo, la víbora chirrionera o alacranes, tarántulas y gran variedad de insectos benignos.
Flora: pino, encino, cretón, jonote, madroño, roble, oyamel, tepame, tabachín, ozote, retama, salvia, nopales, magnolias y laurel de olor.
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