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Sucedió en las calles de Guadalajara

Las leyendas son una mezcla de ficción y realidad

GUADALAJARA, JALISCO (13/ABR/2011).- Las leyendas son una mezcla de ficción y realidad, aquí en Guadalajara existen muchas y se cuentan de boca en boca. A diferencia de otros relatos, existen lugares en donde se afirma que se aparecía un fantasma o se encontraron dinero.

Recorre las calles de Guadalajara y en Morelos encontrarás el Rincón del diablo; en Santa Mónica, la esquina donde estaba la piedra maldita, en Alcalde la Casa de los Perros, en Medrano el Palacio de la Ahorcada y en Belén el antiguo panteón de Santa Paula, escenario de un sinfín de leyendas.

INFOlectura, compartió las leyendas que se contaban en Guadalajara, los alumnos describieron a través de imágenes esas historias que les platicaron sus abuelos o sus padres, de cómo se vivió alguna vez en Guadalajara.

Diccionario:
Ultratumba: Que viene más allá de la muerte.
Interactivo: Acción que se ejerce entre dos objetos, fuerzas o personas.
Plasmar: Moldear una materia para darle una forma determinada.
Tradición oral: Forma de transmitir información de generación en generación a través de cantos, cuentos o leyendas cuya función principal es mantener  el conocimiento de nuestros ancestros.

Le tengo miedo a la oscuridad

Tenía cuatro años y se llamaba Nachito, le tenía mucho miedo a la oscuridad y a los lugares cerrados, en su casa le tenían que dejar la luz encendida toda la noche, solo así podía dormir.

Cuenta la leyenda que una noche que sus padres lo dejaron al cuidado de la señora que les ayudaba hacer el quehacer, ella no quiso complacer a Nachito y apagó la luz y pese a las súplicas del niño, no la encendió.

En la mañana los papás encontraron muerto al niño, el terror le había ganado. Su cadáver fue sepultado en el Panteón de Belén, pero al día siguiente, los vigilantes del panteón les avisaron a los papás que la tumba estaba abierta; los papás ordenaron que la lápida fuera colocada nuevamente en su lugar. Volvió a ocurrir lo mismo, se abría en la noche.

Así ocurrió 10 días seguidos. Los papás comentaron a los vigilantes del panteón la fobia que tenía Nachito y por eso decidieron enterrarlo encima de la tumba, recubriendo con cantera su ataúd y colocándole juguetes sobre el féretro pétreo para que no hiciera travesuras.
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