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Seguridad al máximo en toda la ciudad
Un total de 189 países y 57 organizaciones internacionales participará en el Expo 2010, el más grande en su historia
La presencia en la inauguración de una veintena de jefes de Estado, encabezados por el máximo líder chino, Hu Jintao, y delegaciones de otros Gobiernos extranjeros marcan desde ayer la agenda de la policía y fuerzas de seguridad.
Las ceremonias de apertura, que se celebraron el viernes por la noche y el primero de mayo, no aspiran a emular la espectacularidad y colorido de las de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, pese a los muchos preparativos que han entrañado.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y los jefes de Estado o Gobierno de Francia, Armenia, Congo, Gabón, Malawi, Kenia, Malí, Malta, Mongolia, Autoridad Nacional Palestina, Seychelles, Turkmenistán, Países Bajos, Camboya, Kazajistán, Holanda y Vietnam llegaron a una ciudad superprotegida.
Los 260 países, ciudades y organizaciones que con su pabellón propio o compartido estarán en Shanghai durante los seis meses que transcurrirán hasta la clausura el 31 de octubre tienen en vilo a las autoridades de seguridad.
"Y es que lo peor sería un ataque terrorista. No me refiero a muertes de personas o nada de eso, sino a cualquier explosión por pequeña que sea, que pudiera dar imagen de inseguridad y falta de control ante el mundo", dijo Liu Yang, dueño de una agencia de viajes.
Para evitar que eso suceda, los controles son férreos en los grandes hoteles donde se hospedan las delegaciones de autoridades y donde al menos dos arcos metálicos y una decena de policías controlan al modo de los aeropuertos a cualquier persona que intente franquear la puerta.
En Shanghai, conocida por los férreos controles en la información y "feudo" del ex presidente Jiang Zemin, quien mantiene intacta su influencia, residentes y visitantes sufren también en los días previos a la inauguración problemas de comunicaciones por Internet y teléfono, similares a los que los pequineses vivieron en los JJOO de hace dos años.
Los residentes confían en que estos problemas desaparezcan, como pasó en Pekín 2008, una vez pasado el nerviosismo de la apertura.
Los dos aeropuertos y las principales entradas marítimas y terrestres a la ciudad están desde hace quince días custodiados por fuerzas especialmente entrenadas que hacen registros exhaustivos, también de los vehículos, y exigen la documentación.
Además, los barrios que rodean los 5.28 kilómetros cuadrados que ocupa el recinto de la Expo han quedado en "cuarentena" para los próximos seis meses, ya que no podrán circular vehículos por ellos y los de los residentes necesitarán un permiso especial emitido por la policía.
Entrar en el recinto de la primera muestra universal que acoge representación de las ciudades tampoco es sencillo, ya que todos los visitantes estarán controlados y no podrán introducir, entre otras cosas, líquidos, mecheros, agujas o pancartas.
El comité organizador de la Expo incluso ha emitido un documento con todo aquello que los visitantes tienen prohibido hacer durante su paseo por los pabellones, como escalar los edificios o respetar las filas, algo nada común en el gigante asiático.
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