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Haro, el más grande

GUADALAJARA, JALISCO (06/NOV/2010).-  No tuve el gusto de conocer personalmente a Julio Haro, falleció cuando yo tenía 16 años y era un preparatoriano inquieto con pretensiones de saber todo en la vida. El primer acercamiento que tuve a la música de este singular personaje fue en 1988 cuando La Maldita era mi grupo preferido, teníamos un grupo en el que versionábamos temas de Caifanes, The Cure y U2, y un día de ensayo llegó el entonces bajista con una cinta de nombre No me hallo, el intérprete, según decía, era El Personal. Debo confesar que no me gustó, o más bien no entendí claramente el mensaje, sólo disfrutaba el tema La tapatía, que sonaba discretamente en la radio por aquellos días.

La siguiente noticia que tuve de ellos fue el deceso de Pedro Fernández, su baterista, en 1990. La noticia fue por demás trágica, justo por esas fechas un familiar cercano murió por la misma causa, el VIH. A raíz de esto comencé a escuchar el disco con detenimiento, la música era buena, pero la lírica mucho mejor. ¿A qué sonaba El Personal? No era un grupo de rock dentro de los estándares, percusiones, melódica, ritmos guapachosos, sendos ganchos al hígado, hits instantáneos inimaginables, la guarrada, el desparpajo, la desfachatez, recuerdo como si fuera ayer la cara de mi madre cuando los parlantes del estéreo de la sala de casa repiqueteaban Niño, déjese ahí a alto volumen. La cinta quedó magnetizada de tantas veces que se escuchó.

Este tapatío por acogimiento, nacido en Sonora, cimentó a la última gran banda de culto de la escena nacional. Julio Haro además era escritor de obras de teatro, pintor, dibujante y un cantante que sin tener un chorro de voz marcó un estilo singular. Tampoco tuve la fortuna de verlos en concierto nunca, apenas comenzaba 1992 cuando falleció este grande, por lo mismo que su baterista. Siempre quedé con el gusanito de conocer más de él, ese disco era una “Caja de Pandora”, cada vez que lo escuchaba nuevas cosas ocurrían. Años después conocí en el camino a Andrés Haro aka “El boy” (bajista y cofundador), y al entrevistarlo varias dudas quedaron despejadas, al poco tiempo su sello Discos Imposibles editó un DVD con material en vivo de la banda. Después conocí a Alfredo Sánchez (tecladista, guitarrista) y compartió conmigo varias anécdotas vividas junto a Julio, una de las que más recuerdo es aquella en la que cuando estaba desahuciado en la que fue su última cama, alguien le preguntó su tipo sanguíneo y contestó sin pena alguna “Magna Sin”.

A la muerte de Haro hubo otros “personales”, pero soy de la idea que El Personal era sólo uno, y no demerito el esfuerzo de aquellos que participaron en la odisea, como dato curioso el vocalista que le sucedió, Lalo Parra, también murió de SIDA.

A más de 20 años de distancia todavía podemos ponerle play a No me hallo sin empacho alguno y sigue sonando igual de fresco que el día que salió a la venta. Para los buscadores aferrados y coleccionistas fetichistas consíganse el No me hallo y algo más… donde aparecen cuatro temas extras grabados en vivo en la desaparecida Peña Cuicacalli –el lugar de sus éxitos– y un remix de Nosotros somos los marranos.

Navega: www.myspace.com/elpersonal
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