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Pedaleando Hacia Adelante

La meta no es llegar, sino disfrutar el viaje

GUADALAJARA, JALISCO /17/NOV/2013).- Ese día salimos muy tarde. Me refiero al primer día en que dejamos aquel departamento, ya  vacío, en Bremen, Alemania, hace poco más de dos años.  Apenas llevábamos 25 kilómetros sobre nuestra bici y ya nos habíamos perdido. “Pues tenemos dos opciones, a la derecha o a la izquierda”, le dije a Annika. Para nuestra suerte un señor de mediana edad paseaba a su perro en aquel día nublado en el Norte de Alemania. Nos detuvimos a su lado y Annika le preguntó: “¿disculpe hacia dónde está el camino del Río Weser?”. Él contestó tranquilamente: “tomen aquella calle a la izquierda y en unos 500 metros lo van a ver.”  Justo antes de que comenzáramos a pedalear nos detuvo con una pregunta, “¿Por qué, a donde van en bicicleta con tanto equipaje?”.

“Nos dirigimos a Malasia”, le contestó Annika con una sonrisa nerviosa.

A lo largo del viaje nos han sucedido muchas cosas. Muchas de las cuales mi memoria debe hacer un gran esfuerzo para recordarlas. Sin embargo, entre las que puedo visualizar con claridad, es el rostro de aquél señor luego de que Annika contestara su pregunta. Su expresión se puede describir como la de un extendido “Oooraleee, pues ’ta chido su cotorreo, ¿eh?”, dicho con un claro y rimbombante sarcasmo que entendíamos perfectamente.

La verdad es que, al contestar aquella pregunta nos dimos cuenta de la barbaridad a la que nos estábamos comprometiendo. Una cosa es lo que las demás personas hablan sobre ti, y otra muy distinta es lo que tú te hablas contigo mismo. La segunda, creo yo, es la más importante.

La lección de aquél día era muy clara: nos convencimos que nuestra meta no era llegar, sino disfrutar el viaje. Desde aquel día respondimos aquella pregunta de una manera más sencilla y quizá menos soberbia: “Vamos dirección Este”. La respuesta se sentía más real, más cercana.

Ya ha pasado más de dos años desde que nos topamos con aquel señor. Y si bien hemos ya llegamos a Malasia aún no sentimos que hemos terminado con el recorrido. Deseamos llegar a muchas otras partes en bici, entre ellas, a Guadalajara; el lugar donde toda esta idea nació en el departamento 2A del edificio Libertad de la colonia del mismo nombre.

Creo que cuando regresemos veremos otra ciudad, una completamente diferente  a la que dejamos, una aún más ciclista de lo que yo la recuerdo. Sé de la gran cantidad de grupos que existen en la ciudad que están luchando por sus derechos en las calles. Yo la recuerdo aún antes de que existiera la ciclo vía en Federalismo y se cerraran al tráfico vehicular Vallarta y Juárez los fines de semana. Porque cuando todo inició y estos grupos expresaron sus ideas, hubo muchas caras como la de aquel señor que nos topamos en Alemania. La cara de “ahh chido tu cotorreo, ¿eh?”. Y aunque aún hay mucho por hacer, en ocasiones veces está suave voltear para atrás y reconocer lo mucho que se ha recorrido. Porque es muy importante trazarse metas para el crecimiento de una ciudad, pero también es importante disfrutar el proceso, pues al igual que viajar en bici, de nada sirve sino se disfruta el camino. Creo que eso se entiende ya muy bien en Gdl y a diferencia de nosotros, que seguimos hacia el Este, me gusta creer que en la ciudad se está pedaleando hacia adelante.

Tengo muchas ganas de saber cómo será la Guadalajara que nos toque pedalear. Seguro mejor que la que dejé aquel verano de 2010.

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