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Mujeres que dejan huella

Ana Leticia Gaspar Bojórquez

GUADALAJARA, JALISCO (25/JUN/2010).- Ana Leticia Gaspar Bojórquez, coordinadora de Investigación Institucional, y su relación con Saramago

- ¿Conociste personalmente a Saramago?
- Un año antes de que le dieran el Premio Nobel. En 1997 asistí a un curso de Literatura Portuguesa que vino a impartir aquí. Platiqué y conversé con él en un evento en el Teatro Degollado… ahí conocí al hombre, a la persona. Como autor ya habitaba en mi casa desde antes. Junto con Gabriel García Márquez está en el lugar número uno de mis autores favoritos; ambos comparten ese sitio privilegiado en mi biblioteca. Me divierten, función esencial del arte literario. Narran historias que no puedes abandonar, son “contadores de historias”.

- Tu opinión a las críticas.
- Son a la persona por su apoyo al gobierno cubano, por su crítica a la religión católica. Desde mi perspectiva, éstas no son de índole literaria; no van en contra de la obra. Indudablemente, cada obra suya dio de qué hablar, mal o bien, pero siempre presente.

- ¿Qué opinas de los premios?
- Todos son cuestionables y el Nobel no es la excepción. Escritores brillantes -como Jorge Luis Borges- no lo recibieron, se otorga anualmente, quedando grandes autores fuera. En el caso de Saramago fue merecido; sus obras son originales, tanto en forma como en contenido. En el aspecto narrativo formal, es un artista de la oralidad; en sus novelas articula el discurso como se presenta en la vida real: un fluir de palabras en el que los diálogos se insertan sin pausa, se entretejen con lo narrativo y descriptivo. En muchas de las temáticas abreva del manantial original de la literatura: la filosofía, ciencia madre de las humanidades, de donde se desprenden los estudios religiosos.

-¿Cuál obra es tu predilecta?
 - Difícil decidirme,: Ensayo sobre la ceguera. Siempre he dicho que es paradójico que el autor se declare ateo y la novela contenga tantos elementos religiosos, especialmente del Antiguo Testamento.   Enfatizaría de esta obra la oralidad de la narración, es decir, la novela “se escucha” como si el lector también estuviera ciego y le estuvieran contando la historia; en esta novela se observa el entretejido de los diálogos, que antes mencionaba. Destacan el uso de los símbolos, los personajes son arquetipos, modelos de seres humanos, por ello carecen de nombre propio y son distinguidos por su función o por algún atributo. “La mujer del médico”, personaje símbolo de la madre primigenia, la que guía de la oscuridad a la luz, la que protege, una Eva moderna. El apocalipsis es muy claro y la lluvia redentora, el agua como símbolo de purificación es altamente religiosa.

-¿Polémica sobre El Evangelio según Jesucristo?
- El Evangelio según Jesucristo no fue el único; sus obras estuvieron acompañadas de una fuerte discusión y la confrontación de ideas es un elemento esencial en la creación de Saramago, lograba su objetivo: hacernos pensar. La polémica sobre esta obra se difundió mucho porque decidió dejar Portugal, protestando contra la censura. Y resaltó un aspecto muy fuerte del escritor: su congruencia. Defendió hasta el final sus posiciones ideológicas y ello es muy meritorio, la fama no lo contaminó.

- ¿La importancia de su presencia en Guadalajara?
- No sé  la relevancia que haya tenido para la difusión de su obra; muchos escritores no vienen a la FIL (Feria Internacional del Libro) y son leídos  mucho más. No estoy de acuerdo con el culto al individuo; si fuera escritora, me gustaría que mi popularidad se midiera en función del número de lectores, no de los libros que he firmado. La firma no garantiza que el libro se lea.

- ¿Saramago y Portugal?
- Saramago no le pertenecía a Portugal, no importa si nació ahí, se exilió y al morir, el gobierno lo aclama. Un escritor de esta talla le pertenece al mundo. La censura ejercida en Portugal es similar a lo sucedido con otros escritores -de antes y de hoy-,  los gobiernos e instituciones religiosas pueden prohibir; la gente se las arregla para conseguir las obras. La mejor manera de leerlo es en voz alta y “escucharlo” y dejarse llevar por el lenguaje, por el torrente de palabras; flotar en esos mares literarios de Saramago.

- ¿Su lucidez mental a su edad?
- Saramago poseía un espíritu joven, miraba al mundo con capacidad de asombro e imaginación, que sólo tienen los niños. El viaje del elefante es hermosa prueba de ello; cuestionaba los dogmas religiosos como lo hacen los jóvenes, se oponía a discursos totalitarios y enajenantes como joven revolucionario. Su cuerpo envejeció, pero su mente no.

- ¿Su calidad literaria?
- Algunas de sus obras no me convencieron, Ensayo sobre la lucidez, su última obra, Caín, me gustó mucho: irreverente, provocador, el personaje central me hizo reflexionar bastante. Y ¿sabes, Maya? Se murió el hombre, no el artista. Él vive en mi casa, en la tuya… en cada novela suya que releemos, en cada pensamiento que heredó. Esa es la trascendencia.

mayalemus@hotmail.com

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