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Me convertí en un zombie

Parecen sacados de películas de terror, son personajes que saltan de la pantalla para hacer gritar a los tapatíos

GUADALAJARA, JALISCO (20/OCT/2013).- Mi cuerpo comenzó a transformarse, no sabía qué me había pasado, pero ahora caminaba lento y mi único deseo era comer, comer, sí, comer, pero no cualquier platillo, quería carne, mucha carne, carne humana...

Lo primero que noté ese día fue la fachada terrorífica de la casa. Tenía que entrar. Me recibió una mujer colgada con el estómago abierto. Ahí estaba, sin moverse, parecía que sus ojos observaban fijamente a los míos.

El interior era sombrío. No lograba ver más allá de un par de metros, no sabía a qué me estaba enfrentando, cuando menos lo imaginé ya estaba atravesando un puente colgante. “Espera un momento... ¿Un puente dentro de una casa?”, me dije; eso me confundió más de lo que ya estaba. La realidad es que ya no estaba en la casa, me había transportado a otra parte, después, solamente oscuridad.

Mi nombre es Rodrigo, soy reportero, pero nunca imaginé que esta profesión me llevara a una experiencia sobrenatural.

Una historia de terror

Hay que ser un verdadero observador para apreciar todos los decorativos, juego de luces, así como la producción que tiene una casa de terror. Las Fiestas de Octubre alberga desde hace 24 años a La Mansión del Terror, una de las atracciones principales de esta fiesta y que año con año atrae a los más valientes a probarse, pero también a los que se reconocen como miedosos y que, por lo general, son obligados a entrar por los amigos.

“Nosotros comenzamos a montar la casa dos meses antes de que comiencen las Fiestas de Octubre, aquí es nuestro escaparate, entonces aquí estrenamos nuevos escenarios, nuevos efectos; prácticamente lo que llega aquí es nuevo.

“Ahorita tenemos 12 escenarios, todo basado en lo último sobre terror, nosotros tenemos que ver películas, videojuegos y todo lo que tenga que ver con el género. Hay mucha gente que no los percibe, pero hay otros un poco más observadores que sí se da cuenta, también tiene que ser un fan de todo esto para conocer”, comenta Abraham Segovia, el gerente de la Mansión del Terror.

Llantas, unicel, cartón, metal, máquinas viejas, alambres, carrizos, periódicos y muchas calaveras y muertos colgados por las paredes, son algunas de las muchas cosas que se pueden apreciar, todas acompañadas por la música que parece venir de ultratumba; vale la pena hacer el recorrido lento, sin embargo la adrenalina está al cien, por lo que los visitantes generalmente pasan corriendo, literal, todas las salas. Aproximadamente son 10 a 12 minutos lo que dura el recorrido, pero también hay quienes lo hacen en cinco minutos.

La transformación


Definitivamente hay que tener habilidad, creatividad y gusto, para poder realizar maquillaje de terror. Saber combinar colores, aunque el que predomina es el rojo sangre y el negro, así como el manejo del látex para poder dar un aspecto más desagradable. En un diminuto cuarto, de aproximadamente dos por dos metros, donde apenas caben dos personas, es el lugar donde la magia se hace realidad.

Bajo un calor sofocante, el actor es transformado en un muerto viviente, un personaje de una película que hizo gritar a muchos o de un videojuego que asustó a más de uno. Mi transformación fue de las más sencillas y duró 45 minutos.

“Todo depende del personaje que se vaya a realizar, nosotros ya tenemos nuestras máscaras, nuestros disfraces, aquí hacemos y deshacemos todo lo que nuestra imaginación dé. A mí me gusta desde niño todo lo que tenga que ver con el terror, todo esto depende de la capacidad y gusto de la persona”, dice Zeus López, uno de los maquillistas, mientras me pone una dentadura de látex sobre los labios, para dar una sonrisa “cautivadora”.

Mientras me maquilla, veo a los demás actores enfundándose en su disfraz, hay un conejo con la mandíbula rota, un demonio con unos cuernos muy largos, monjes, incluso hay un pequeño con un mandil manchado de rojo y un machete; ellos son ahora mis nuevos compañeros.

“En cuanto al vestuario, dependerá del escenario en el que va a estar, también depende del personaje que vaya a interpretar. Manejamos dos niveles, la gente que anda haciendo promoción, el tipo de maquillaje y el tipo de personaje es más complejo y completo. Adentro utilizamos lo que son máscaras y cierto tipo de maquillaje, ya sea alrededor de los ojos, un poco en el cuerpo y es un poco más sencillo.

“Realizamos un casting, que generalmente lo hacemos dos semanas antes de comenzar las fiestas. Generalmente buscamos personas acorde al físico del personaje, aquí tenemos un personaje que es extraído de la película Masacre en Texas y viene a interpretarlo un chavo que mide 2.10 metros, muy alto y fornido!, agrega Segovia.

Por las “víctimas”


Ya soy un zombie. Salgo a la calle y lo primero que observo es un par de niños que me ven con cara de horror, es un sentimiento nuevo, por un lado me quiero reír, pero por el otro, el que la gente me saque la vuelta, no es muy agradable. Bueno, debía hacer mi nuevo trabajo, atraer a la gente a mi hogar, como muerto viviente no podía emitir palabras, solamente hacer ruidos, no podía caminar normal, tenía que ser muy lento, como si el mismo aire me detuviera.

“Una de las reglas principales es no asustar a los niños, si ellos se acercan, hay que tratar de alejarse, es por eso que no podemos ir más allá de un perímetro para hacer nuestra promoción. Si llega gente a querer sacarse fotos, hay que invitarla mediante señas a que se la tome aquí en la casa, ya que nosotros vendemos nuestras fotos. Otra de las reglas es que no puedes tocar a la gente, alguna sí se asusta o lo toma como broma, pero hay ocasiones en las que la gente, por misma reacción del susto o asombro, responde con golpes; hay que estar muy atentos en eso”, explica Mario Brambila, el director de la Mansión del Terror.

Después de hacer un recorrido por la explanada de las Fiestas de Octubre, tengo que regresar a mi hogar, con mis compañeros, pues ha llegado el momento de cazar humanos para saciar nuestra hambre y sed de sangre.

Entran las primeras. Un vagabundo que encontró un techo en un callejón oscuro afuera de la casa, —el cual no supe por qué terminó ahí pero seguramente hizo un pacto con las tinieblas para ser el guardián de la puerta— les da la bienvenida con una voz que no es de este mundo, mientras yo aparezco de entre las sombras para asustarlos, despertando los sentidos de alerta en cada una de las personas.

“Han escogido el camino equivocado, ahora se enfrentarán a sus más terribles miedos, no corran, no se empujen, no enciendan lámparas ni cualquier tipo de luz, menos videocámaras, si lo hacen, se quedarán aquí para siempre”, advierte el vagabundo de rostro desfigurado.

Los caminantes entran y a los pocos minutos se comienzan a escuchar gritos aterradores, como en las películas, golpes de metal, cosas que se caen, toda mezcla de sonidos es una sinfonía que deleita mis oídos, algo que no había apreciado hasta ahora.

Mi nombre es Rodrigo y soy reportero, pero visité el lugar equivocado, del que nunca lograré salir; con una maldición encima... ahora soy un zombie.

Un gusto y un talento

Además de ser uno de los maquillistas de los personajes de La Mansión del Terror, Zeus López también se caracteriza para salir a espantar gente; a pesar de sus 24 años, es de los que más tiempo llevan trabajando en este lugar.

“Tengo siete años en la empresa, el maquillaje es una pasión, cuando me disfrazo es por diversión, porque me gusta, entre más sabes, más te gusta y quieres seguir. Por lo general estoy en todos los lugares a donde va la casa, pero también hago trabajos independientes de maquillaje de terror. Ahora en octubre viene trabajo, con eso del famoso Halloween, pues hay muchas fiestas y hay maquillajes que los llego a cobrar hasta en mil 500 pesos.

“Muchos no lo valoran y creen que debe ser un trabajo barato, pero la realidad es que lleva mucha dedicación, ¿cuánto se está pagando por un maquillaje de una quinceañera o una novia?, llegan a pagar aproximadamente mil pesos; acá es lo mismo”, comparó Zeus, quien también gusta de realizar cosplay para presentarlos en las convenciones de cómics.
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