La reinvención del 'Foie Gras'
La marca está trabajando en el futuro de su gama de modelos y tuvimos una probadita de ellos
GUADALAJARA, JALISCO (22/OCT/2016).- Hay manjares que más allá del refinamiento que representan para los paladares más exigentes, cualquiera pensaría que no se debe modificar su receta o preparación. Pero, ¿Qué pasa cuando llega un chef de renombre y hace una variante aun más exquisita de un platillo?, digamos como el foie gras.
Algo así es lo que está sucediendo con la marca Renault, bajo la receta de Carlos Ghosn.
Durante el “Mondial de L’Automobile”, mejor conocido como el salón internacional del automóvil de París, Renault presentó a nivel mundial su escaparate actual de modelos haciendo énfasis en el contenido de tecnología en cada modelo.
El máximo muestrario de esa tecnología fue develado en el concepto Trezor, un cupé de gran turismo, eléctrico, con 350 caballos de fuerza y el torque inmediato que solo los motores eléctricos entregan. Más allá del desempeño, el Trezor presume un diseño impactante que también muestra la futura tendencia en el estilo de la marca. Dentro del escaparate tecnológico no podían faltar las capacidades de conducción autónoma y conectividad. El Trezor es ese platillo innovador que nos deja ver el gran futuro de la marca.
Renault, saca buen provecho de sus alianzas estratégicas con Nissan y con Daimler compartiendo y desarrollando tecnología en conjunto, creando economías de escala y dando como fruto excelentes productos, como la recién presentada Renault Koleos y la pickup Alaskan.
Tuvimos la oportunidad de probar modelos como el Renault Talismán y la crossover Espace; también constatamos la de seguridad y el alto desempeño que pueden alcanzar los modelos deportivos de Renault, como el Megane GT que cuenta con un sistema de asistencia de dirección en las ruedas traseras, que lo convierten en un auto sumamente maniobrable bajo una conducción emocionante o en situaciones de emergencia. Para estas pruebas, visitamos las instalaciones de prueba de CERAM, en Mortefontaine, al norte de París, donde manejamos la gama RS de la marca Francesa.
Deportividad
Aunque no está disponible en nuestro país, el Megane RS fue una delicia de manejar en la pista, con un balance bien logrado en el chassis y la potencia suficiente para emocionar a todos los que pudimos jugar con el auto en una pista que evoca el infierno verde de Nürburgring con subidas, bajadas y curvas cerradas que exigen tanto al auto como al conductor.
El Sandero RS fue una agradable sorpresa. El contenido en la cabina es más que suficiente para un “Hot Hatch” de entrada pero las capacidades y el desempeño en la pista fueron las características que más destacaron del Sandero. El motor de cuatro cilindros y 2.0 litros de desplazamiento entrega unos muy respetables 145 caballos y la transmisión manual de 6 velocidades hacen de este Sandero un pequeño cohete de bolsillo. La suspensión firme y la calibración del chassis permiten llegar a límites impensables para su hermano menos deportivo, lo que habla muy bien del trabajo de ingeniería detrás del modelo RS, es decir, no es solo un modelo con un motor más potente y gráficos deportivos, sino uno pensado y rediseñado para llevar el desempeño a un punto mucho más alto que el Sandero básico.
El manjar más codiciado, sin embargo, fue el Renault Clio RS, con su excelente motor de 4 cilindros y 200 caballos de fuerza que mueven a este hatchback de una forma impresionante en la pista. Su caja de transmisión automática con 6 velocidades y doble embrague hacen que la entrega de la potencia sea la necesaria en el régimen de revoluciones que se necesita para llevarlo a altas velocidades en un tiempo muy corto. Si a todo esto le sumamos la suspensión calibrada perfectamente para manejo deportivo y el equipo en el tablero, que más allá de el sistema de entretenimiento cuenta con aplicaciones para medir nuestro desempeño en la pista, ¿Qué más podemos pedir?, ¡Quizás solo una copa de vino para nuestro renovado foie gras!