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Explorando el mundo
Delincuencia y turismo
GUADALAJARA, JALISCO (24/OCT/2010).- Claro que afecta la imagen de una ciudad o lugar, el que se detonen todo tipo de hechos violentos, desde el típico cristalazo en los autos para sacar lo que se encuentra a la vista, hasta los asesinatos y extorsiones.
Los turistas no olvidan cuando les han robado una cartera, una cámara o abusado con una cuenta en un restaurante. Los sucesos negativos tienen mucha fuerza para quedarse en la mente. Y desgraciadamente, motivan a no querer volver a ir a ese destino y desde luego a hablar mal de él.
No hay vuelta de hoja, los mejores lugares para vacacionar son aquellos que garantizan tu seguridad y te dan la confianza suficiente de que tus cosas son respetadas. De hecho, es un signo de mayor civilidad, cuando olvidas un objeto, aunque no sea de valor, en un hotel y al pedirlo te lo entregan con mucha cortesía. Todo debido a que el personal que trabaja ahí, entrega todo lo que se encuentra perdido a las oficinas correspondientes.
No es cuestión de que sólo aumente el personal de seguridad, de hecho los mismos turistas nos han mostrado lo desagradable que resulta ir a un país plagado de gente armada por doquier, al extremo de lo que sabemos de Egipto que de plano los autobuses viajan escoltados por un grupo armado para proteger de las eventualidades.
Aquí en México ya estamos acostumbrados a ver tanta gente de seguridad privada resguardando todo, desde una pequeña tienda, hasta restaurantes y bares. Y todo porque se proyecta miedo a que te roben, asalten o asesinen. Tampoco el remedio está en manos de las autoridades, porque más bien es un problema de estilo de vida, la gente en México sí roba y es violenta. Nos hace falta cultivar más la honestidad y el respeto.
No sólo hay que cuidar el bienestar de los viajeros, sino la vida y las cosas de todos los que vivimos aquí. Y en este rubro todavía nos hace falta mucho camino por andar. Más vale comenzar ahora, los Panamericanos ya están cerca y no queremos resolver el problema con más policías que visitantes.
Los turistas no olvidan cuando les han robado una cartera, una cámara o abusado con una cuenta en un restaurante. Los sucesos negativos tienen mucha fuerza para quedarse en la mente. Y desgraciadamente, motivan a no querer volver a ir a ese destino y desde luego a hablar mal de él.
No hay vuelta de hoja, los mejores lugares para vacacionar son aquellos que garantizan tu seguridad y te dan la confianza suficiente de que tus cosas son respetadas. De hecho, es un signo de mayor civilidad, cuando olvidas un objeto, aunque no sea de valor, en un hotel y al pedirlo te lo entregan con mucha cortesía. Todo debido a que el personal que trabaja ahí, entrega todo lo que se encuentra perdido a las oficinas correspondientes.
No es cuestión de que sólo aumente el personal de seguridad, de hecho los mismos turistas nos han mostrado lo desagradable que resulta ir a un país plagado de gente armada por doquier, al extremo de lo que sabemos de Egipto que de plano los autobuses viajan escoltados por un grupo armado para proteger de las eventualidades.
Aquí en México ya estamos acostumbrados a ver tanta gente de seguridad privada resguardando todo, desde una pequeña tienda, hasta restaurantes y bares. Y todo porque se proyecta miedo a que te roben, asalten o asesinen. Tampoco el remedio está en manos de las autoridades, porque más bien es un problema de estilo de vida, la gente en México sí roba y es violenta. Nos hace falta cultivar más la honestidad y el respeto.
No sólo hay que cuidar el bienestar de los viajeros, sino la vida y las cosas de todos los que vivimos aquí. Y en este rubro todavía nos hace falta mucho camino por andar. Más vale comenzar ahora, los Panamericanos ya están cerca y no queremos resolver el problema con más policías que visitantes.
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