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Explorando el mundo
Hamacas
No cabe duda de que es un cuadro ideal y un ejemplo vivo de un deseo que podemos llevar en nuestra mente.
Pero resulta que cuando vamos a la playa, todo lo podemos conseguir menos la hamaca, hay vistas increibles por doquier, abundan las palmeras, el clima es envidiable, las bebidas fácil de conseguir y a la persona amada se le puede invitar sin problema. Ah, pero conseguir una hamaca puede resultar toda una empresa, especialmente encontrar dónde colgarla en un hotel, pues resulta que esta opción ya no existe en la mayoría de los centros turísticos.
Todavía hay algunos que sí tienen los conocidos hamaqueros, es decir los ganchos en donde se cuelgan y ya están listos para nomas llegar con tu
hamaca y ponerla, están a la distancia correcta y sabes que soportan tu peso sin dificultad.
Mecerse con ritmo y respirar un ambiente de tranquilidad, nos transporta a nuestra infancia y al calor del regazo materno. Es una experiencia grata y muy placentera.
A mucha gente nos gusta pasar largas horas acostados en una hamaca, libro en mano y todo lo agradable al alcance. Pero los hoteles contemporáneos han olvidado el placer de la hamaca y se han centrado en el camastro, a las orillas de la piscina o en la arena de la playa.
Creemos que es una cultura que debemos de volver a exhortar e invitamos a los arquitectos y diseñadores a que revivamos el uso de las hamacas y las incorporemos al concepto de descanso y reposo.
Queremos hamaqueros, áreas especialmente diseñadas para que nos acostemos a charlar, leer o simplemente dormitar abrazados por una deliciosa hamaca. ¿No se le antojaría a usted también?
Esperamos la comprensión y disponibilidad de los hoteleros, para darnos gusto a los que nos encantan las hamacas.
Hasta la próxima.
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