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Entre cuarentones y veinteañeros

Hablábamos la semana pasada de lo difícil que puede resultar para aquellos procedentes de “extranjia” -es decir, los extranjeros-, poderse comunicar con nosotros los tapatíos

Hablábamos la semana pasada de lo difícil que puede resultar para aquellos procedentes de “extranjia” -es decir, los extranjeros-, poderse comunicar con nosotros los tapatíos, que aunque en teoría hablamos castellano, a ellos les resulta bastante complicado comprender algunas de nuestras acepciones a pesar de que la mayoría de las palabras que utilizamos las pueden encontrar fácilmente en el diccionario.

“Ándele pues” expresado después de hacer una reverente genuflexión, es una manera por demás educada de aceptar una propuesta; “está bien papita” es bastante común para referirnos a algo que tiene un grado de dificultad por demás elemental; también podemos salir “hechos la pescada” que significa irnos bastante rápido. Además somos tan entusiastas que de repente no nos ajustan los calificativos, por ello, algo puede resultar “mucho muy” agradable o también nos puede dar “bien mucho” calor… Hacer una cita puede resultar más complicado de lo que imaginan, porque podemos quedar de vernos “entre ocho y ocho y media”, -a pesar de que hay treinta minutos de diferencia entre una hora y otra-, o “pasaditas las diez”, que en términos generales, puede ser cualquier hora después de las diez… Sin embargo, es una hora en la que todo tapatío puede agendar un evento sin problema. “Nos echamos un grito” la semana entrante, también es bastante usual para ponernos en contacto con cualquier conciudadano la próxima semana. “¿Qué horas traes? o ¿Qué horas tienes?”, como si cada quien trajera o tuviera una hora distinta en su reloj...

Ayer llamé por teléfono a una empresa que tiene adeudos conmigo,  me contestan “¿Bueno?”. Me veo tentado a decirle “bueno el pescado”, me contengo y pregunto por el ingeniero,  el ingeniero “no se encuentra” me responde –se habrá perdido y no se encuentra a sí mismo, me quedé pensando…-. “Salió fuera”, escupe la secretaria al teléfono para explicarme la ausencia del profesionista de su oficina, además me informa que mi cheque “no salió esta semana”… Cómo explicarles a estas amables damiselas que no hay posibilidad de “salir dentro” y que los cheques no “salen”, alguien simple y sencillamente debe firmarlos y entonces uno puede pasar a recogerlos. Sin embargo, estas respuestas nos dejan bastante tranquilos, por lo tanto, la siguiente semana llamaré nuevamente, sólo que esta vez diré amablemente: “Señorita, le hablo para preguntarle si ya ‘salió’ mi cheque?”. Ya les platicaré si me funciona.

“Es como todo”, una respuesta que recibimos con frecuencia después de hacer todo un discurso sobre política, religión o deportes, si uno lo piensa detenidamente, se pregunta ¿Cómo como todo? Es decir, ¿es como la física nuclear o como el birote de la Central? Sin embargo, es una magnífica respuesta que a “todo el mundo” deja satisfecho, es decir: a los Chinos, a los Rusos y hasta donde tengo noticia, a los Vietnamitas también.

Como ven, si nacimos en esta Noble y Leal Ciudad, no importa que nos enfrentemos a las preguntas o respuestas más extrañas, siempre estaremos en calidad de entender lo que nos quieren decir, lo que no está fácil es ponernos a platicar con los veinteañeros, pero de eso… hablaremos la próxima semana.
Ahi la vemos.

Ricardo Santos
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