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En Guadalajara, a la gente ya no le asusta el grafiti
La percepción social e institucional respecto a esta práctica ha cambiado
Si no sorpresivo, por lo menos era inesperado rebasar las cifras del año anterior en este evento que atrajo apoyo de la Secretaría de Promoción Económica de Guadalajara a través de su programa ‘Arte en tu ciudad’, aunque casi 80 festivales de este tipo en el mundo han logrado acumular un cuarto de millón de espectadores y contribuido a cambiar el rostro de muchos espacios públicos.
Por dos días, gran cantidad de artistas urbanos hicieron uso de 1.4 kilómetros de muros laterales del paso desnivel para plasmar diferentes piezas; como parte de los “anfitriones” en el evento, Diego Armando Cambero Flores —mejor conocido como Drain— trabajó con el Colectivo VRS en una superficie de siete metros por cinco, un solo crew que, en ocasiones, ha viajado a otras partes del mundo a participar en el MOS, donde siempre destacan “la convivencia y reunión de diferentes estilos y culturas”.
El artista –con 15 años de trayectoria en este ámbito– es consciente que encuentros de esta clase “hace cosa de unos años no existían, y con este apoyo, menos; lo más sorpresivo es que permitan el acceso a estos espacios. Lo cierto es que el grafiti, a la gente de Guadalajara, ahora ya no le asusta; la gente ya lo considera arte y, aunque a muchos no les gusta, en eso se rompen géneros”.
La esencia no se pierde
El colectivo VRS, gracias a los años de experiencia en esta plataforma urbana, tiene a varios integrantes que “ya sólo vivimos de pintar, porque ahora es posible conseguir patrocinios y cobrar por este trabajo, desde honorarios hasta gastos de viaje. Esto no sólo lo hacen empresas que produzcan materiales de trabajo (como marcas de pintura), también apuestan otros negocios”.
Lo anterior, enfatiza, no significa “traicionar” lo que han hecho por mucho tiempo, “eso es algo que no se pierde; la esencia del grafiti permite que se desarrolle en diferentes ámbitos, espacios y conforme a variadas capacidades; incluso de puede migrar hacia otras artes. Además, aún hoy, podemos intervenir un espacio con permiso o sin él, desde una barda que concesionen hasta muros abandonados; estos últimos me encantan, porque se puede crear una perspectiva distinta del espacio que puede agradar a quien pase por ahí”.
En palabras de Drain, por el sólo hecho de existir, el grafiti ya es un acto reivindicativo, más allá de las posturas que defienda cualquier artista urbano, “cuando salimos a intervenir la calle y apropiarnos del espacio público ya estamos rompiendo una barrera; siempre hay alguien que desea pintar y no es raro hacer colaboraciones –con la gente de aquí o quienes vienen de otras partes– o compartir espacios o ideas. La gente conoce del grafiti lo básico; pero dentro de los grupos hay lealtad, se genera trabajo en colectivo, en comunidad; nuestra idea es que el individualismo no puede llevar hoy a nada positivo, si hay futuro está en lo social y colectivo”.
Que el MOS de Guadalajara haya roto el récord es muestra de que la ciudad “puede sorprendernos cada vez más. No se trata sólo de que haya una mayor cantidad de artistas, la calidad también ha crecido, cada año los artistas se exigen más y, sobre todo en eventos como éste, no hay trabajo que no tenga nivel de diez”.
Global y marcado por el gusto
De la Ciudad de México, Reak –del colectivo EKR– labora para una marca de aerosoles que financia a varios equipos (entre ellos, Versus y FK, del DF, Tlaxcala, San Luis Potosí o Querétaro) que llegaron al MOS de Guadalajara para trabajar en un segmento de muro que alcanza 60 metros de largo y hasta cinco de altura; un trabajo ambicioso que no resultó sencillo “porque todos pensamos diferente; es como el futbol, hay que saber el papel que nos toca y jugarlo bien”.
Con dos décadas pintando bardas, Reak tiene claro que los tiempos hay cambiado “abismalmente” para el grafiti de unos años a la fecha; “el grafiti el global y está marcado por el gusto; yo salgo a la calle y sigo haciendo bombas o tags, tampoco es distintivo de nada hacerlo. Ahora trabajo formalmente para una empresa, pero otros compañeros tienen otros oficios, son diseñadores algunos, hay de todas las disciplinas. Esto es un extra”.
En opinión del artista, “el grafiti es una forma de vida; como los fanáticos del futbol, nos agrada hablar de esto, ver cosas de grafiti en la semana y salir a pintar algunos días, es una disciplina que se adhiere a la existencia, pero muchos de quienes vienen a eventos como el MOS no necesariamente viven de esto. Es una situación variable, no hay reglas; aunque siempre es posible vivir del grafiti”.
No hay límites
Consciente de que el MOS es “un escaparate” para mostrar su trabajo, Reak también afirma que mucho de lo que hace es “por gusto, vengo a pintar porque quiero pero no a exhibir nada ante nadie –eso es secundario y no es vital para hacer una obra–; cualquiera lo hace porque les agrada pintar con otros compañeros, es una forma de convivencia. Ahora, es ventajoso que se apoye, pero si no existiera no pasa nada, habría otras cosas”.
El grafiti, para el artista, “es latas, paredes y letras; no existen subdivisiones. Se trata de escribir, poner el nombre. Renombrar y establecer categorías es otra cosa; se pueden definir estilos pero los hay como hay artistas. Tendencias y objetivos también dependen de cada artista. Todo el grafiti es arte porque se crea con las manos, es bello y es estético; todos tienen un mensaje, sea literal, gráfico o metafórico. Al manifestarse, uno ya protesta porque uno hace lo que quiere y donde quiere, no hay límites”.
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