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El ir y venir para ir al ''otro lado''
La vida puede cambiar de un momento a otro y aún más con el sueño de cruzar la frontera, entre citas, papeles, trámites y una larga espera
No sólo la farmacia se benefició de todos aquellos a los que les da flojera cruzar la calle para ir a la tienda de conveniencia (esa en donde siempre hay dos cajeros, pero la misión exclusiva de uno de ellos es sólo decir: pase a la siguiente caja, ahí le cobran) sino que de repente un sitio de taxis se apoderó de uno de los cajones de estacionamiento del lugar para abrir un ala permanente… y de paso quitarle un espacio a los clientes que llegaban ahí a estacionarse. Y todos los días está ya ahí, casi instalado, el carrito móvil —que se la pasa inmóvil— de las frutas frescas y sabrá Dios qué tan higiénicas, pero a las que todo mundo le entra, porque llegaron temprano y ya van a ser las 10 de la mañana y el estómago en ayunas comienza a agarrarte a patadas.
Y la señora que cargaba el canasto de las papas y los churritos que compra en Abastos ya se dio cuenta que para qué va a andar caminando, si nomás es cosa de quedarse por aquí y la gente llega y se va, llega y se va y ella vende y vende. Y hay otra señora que iba de oficina en oficina vendiendo dulces, también en una canasta y ya mejor se queda ahí también, como el de la fruta y las papas. Y más tarde pasa el carrito de la nieve y luego el del tejuino y una señora que fue a hacer su trámite porque quería irse al “otro lado” y no le dieron nada, porque no tiene nada, pensó que mejor se ponía a vender ahí algo. Y ahora llega tres veces a la semana con unos tacos y hasta su sombrillita trae, porque está el sol re duro en esta época, oiga. Y el lugar se ha ido acondicionando, al grado que los del Consulado (que son buenos, no se crea que tan gringos malos como muchos creen) ya pusieron un techito, porque las filas de la gente que espera afuera se tatemaban, se insolaban y se desesperaban más. Eso sí, ya no se tateman tanto. Y ya también se han asomado más vendedores, no sólo de triques, comida y hasta enseres domésticos, sino que cualquiera que pase caminando por la banqueta, advertirá que se le acercan algunos tipos para ofrecer sus servicios para “ayudarle” con el trámite de la visa. Y no son pocos los que aceptan y entonces vámonos señito aquí a dos cuadras y el facilitador o asesor al que no le gusta que le digan “coyote” se lleva a la gente por la Avenida La Paz hasta a la vueltita de Marsella, donde está un cyber en el que le ayudarán con todas esas cosas que hay que hacer por internet. Y la gente va y viene de la esquina de Unión y La Paz, caminando por toda la avenida y hasta parece procesión, véalos si no. Y llegan a Chapultepec, para luego tomar Libertad y llegar hasta el Consulado. Y el peregrinar para ir al “otro lado”, comienza en este ir y venir, aquí en la ciudad. Y es sólo el principio.
Cambio de reglas
Solicitantes
A principios de 2011 modificaron el procedimiento para solicitar visa de ingreso a Estados Unidos. Así, las personas que soliciten el permiso deberán primero asistir al Centro de Atención a Solicitantes (CAS), que se localiza en Avenida Unión número 210, donde registran las huellas dactilares y toman la fotografía; posteriormente deberán ir al Consulado para que les realicen la entrevista.
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