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'El arte es un pasaporte'

Gérard Economos pinta con música en vivo, fue amigo y discípulo de Jean Cocteau y Rufino Tamayo y desde hace 30 años radica en Guadalajara

GUADALAJARA, JALISCO (22/DIC/2013).- Oleo, tierra, polvo, papel o manchas de café: lo que sea es bueno para pintar. También se puede alternar entre la música sinfónica de Beethoven, la electrónica de Jean Michel Jarre, el mariachi o los ritmos tropicales. El pintor Gérard Economos es flexible entre materiales, acompañamientos y escenarios. Nació en París, en 1935, pero actualmente vive en Guadalajara, en una casa que le compró a su amigo el escultor Sergio Bustamante y que ahora está llena de obras propias y ajenas, antigüedades y fotografías.

Si no está viajando a Europa, Asia o a América del Sur, pintando un mural en vivo al lado de una orquesta, Gérard Economos está descansando en Guadalajara junto con su esposa y uno de sus hijos, Patrick, quien le ayuda con las gestiones para vender su obra por todo el mundo.

“Cuando era joven, siempre quise ser pintor. Pero mi papá no tenía dinero ni empresas, y me dijo que estaba bien siempre y cuando tuviera un trabajo”. Por eso, Gérard estudió arquitectura y urbanismo. Sin embargo, sus maestros en la vida fueron otros: el poeta, dramaturgo y artista Jean Cocteau; el actor y aclamado mimo francés, Marcel Marceau; y el pintor oaxaqueño Rufino Tamayo.

Gérard Economos pinta en caballete y en lienzos gigantes. También ha hecho murales, uno de ellos en el edificio del Ayuntamiento de París y otros más en salones de aeropuertos de todo el globo. Además de haber conocido a grandes personalidades del mundo del arte, ha tenido la suerte de contar con patrocinadores a lo largo de su carrera y un alta demanda de sus obras.

Reconocido como un pintor de relevancia en su país, pues en 2005 recibió la condecoración de la Legión de Honor que otorga el Gobierno francés, Economos admite que en México su nombre no es muy familiar, aunque se enamoró del país desde la primera vez que llegó, en 1978, con su esposa y su hija de entonces tres años.

A la fecha, Gérard Economos ha realizado más de 20 performances de pintura en vivo en 12 países, que consisten en una obra en gran formato realizada in situ con el acompañamiento musical de una orquesta o grupo. Está a un año de cumplir ocho décadas y viaja activamente. “Me parece siempre que en la vida de un pintor como yo, que no hablo bien español, que no hablo chino, el arte es un pasaporte, es como la cocina, podemos siempre comprendernos”.

Pintar con música

Todo empezó en el año antes de que Gérard Economos viajara por primera vez a México, cuando aún estaba en Francia y le pidieron que participara en un festival de una compañía de audio. Entonces contactó al compositor griego Iannis Xenakis y con su música pintó por primera vez en vivo, dejando al desnudo su proceso ante la mirada del público.

“Nosotros los pintores tenemos dos dimensiones y la música es la tercera dimensión. El público que va a ver tu pintura en el mismo tiempo que escucha música, le da una tercera dimensión, es como pintar el mar y escucharlo. En cada sinfonía hay una historia”.

A medida que se elevan las notas, Gérard va pintando con distintas brochas y con las manos, siguiendo el ritmo de la melodía. “La pintura es como el nacimiento de un niño: alegría con sufrimiento. Finalmente el niño va a salir, pero no sé si va salir bien o mal”.

Gérard ha realizado estos performances en Francia, China, Alemania, Canadá y La India, entre otros países. En México se presentó por primera vez en el Teatro Degollado y luego en la ciudad de Netzahualcóyotl. En 2008, pintó acompañado por un ensamble conjunto entre la Orquesta Filarmónica de Jalisco y los mariachis América de Jesús Rodríguez de Híjar, Camperos de Nati Cano y Vargas de Tecalitlán, en la Plaza de la Liberación, como parte del XV Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería.

“Me gusta mucho pintar con los mariachis, es muy interesante la música regional. Voy a hacer una cosa el año próximo en Cancún, con una orquesta de Cuba, con música tropical, patrocinado por el Mayan Palace”.

Uno de los aspectos que más le interesa explorar a través de su arte es el movimiento, como las olas del mar que revientan las tonalidades del arcoíris en trazos explosivos, o las sombras y los destellos de las batallas bélicas. Esos son algunos temas recurrentes en sus pinturas de caballete, aunque prefiere los grandes formatos porque son más difíciles, a los que compara con la caligrafía china, “con gestos muy particulares”.

“Cada vez que subo a un foro es una lucha con la vida porque ya es un poquito difícil para mí. Hay que pintar al menos una hora, que es lo que dura la sinfonía, enfrente del público. Debe ser rápido y seguir el movimiento de la música”.

La audiencia finalmente también influye en la composición de la obra. “Siempre es diferente. Si haces algo en México, es diferente porque el público es muy alegre, y el público chino es muy reservado, aunque también muy humano”.

En Francia, dice, el problema es todos se creen intelectuales, “que son lo mejor del mundo. México es un país del que podemos ver un desarrollo extraordinario y en China el crecimiento desde hace 20 años es fabuloso. El problema es que el crecimiento de Francia ya no tiene aceleración. Sólo mira hacia el pasado. Soy feliz en Francia, pero para trabajar ahorita no me entiendo bien con los franceses. Ahí no está mi sueño ahora. Mi sueño está en Asia”.

El pintor considera que cuando se está de invitado en un país, hay cosas que no se deben criticar gratuitamente, sino aceptar y comprender. “En China no debes hablar de política, son muy diferentes a nosotros, pero no debes hacerlo”. Pero para su país, la historia es distinta, pues no repara en señalar las carencias y el fracaso de la política cultural externa de Francia.

“En Grecia, en el tiempo de mi papá, toda la juventud hablaba francés. Ahora la gente de tu edad habla inglés. Es un problema muy importante… la promoción de la cultura francesa no es suficiente en México”.
Gérard Economos tiene dos hijos, Patrick y Geraldine. Ninguno de ellos heredó el talento y el interés del pintor por el arte. “Me parece que ahora lo de ser pintor o escultor es una enfermedad. Ahorita hay mucha gente en el mundo que dice que es artista, pero todo el mundo no puede ser escritor, cantante, en fin. Para ser pintor no necesitas ir a una universidad, sino que es necesario trabajar”.

Dice que toda la vida será un artista francés, que ama a su país, aunque no esté de acuerdo con muchas cosas del Gobierno sin importar que éste sea de izquierda o derecha.

Y entonces, al ser reconocido en Francia y vendido mayormente en Asia, ¿qué lo mantiene en México?: “Estoy muy impresionado por el paisaje, la costa del Pacífico, la Naturaleza… quiero ver todo eso. Para mí, lo importante es que la luz venga desde adentro”.

SABER MÁS

Rufino Tamayo, el maestro

El pintor mexicano Rufino Tamayo fue una de las influencias para Gérard Economos. Forjaron una gran amistad. Lo recuerda como una persona humilde, con disciplina. Pintaba todos los días, sólo interrumpido por la hora de comer. Tamayo lo enseñó a ver más allá del óleo, a que pintara con tierra, con acrílico y polvo de mármol. “Me dijo que debía ir al panteón a sacar el polvo de mármol, porque ahí había mucho. Y entonces tuve que ir al panteón a hacerlo cuando ahorita tú puedes comprar polvo de mármol en todas las tiendas de arte”.

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