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El Centro Bohemio, más allá del arte puro
Diversos intelectuales integraron esta agrupación fundamental en el desarrollo cultural y político de la ciudad; sin embargo, aún hay mucho por conocer de ellos
La lista de quienes pertenecieron a esta agrupación es extensa pero, al surgir como un taller de pintura en el que, al lado de José Guadalupe Zuno, participaron los artistas Xavier Guerrero y Carlos Sthal, con los años admitió a José Luis Figueroa, Amado de la Cueva, Juan Antonio Córdova, Ixca Farías, Carlos Orozco Romero, Alfredo Romo y, antes de convertirse en puntal definitivo del muralismo mexicano, David Alfaro Siqueiros; pero si se amplía el rango de disciplinas, pasaron también por sus sesiones personajes como Enrique Díaz de León, Agustín Basave o José Rolón.
Un difuso origen
El tema, con todo, sigue dando de qué hablar hasta nuestros días; hace algunos días, el editor y periodista Avelino Sordo Vilchis refirió en su colaboración para Radio UdeG de la “celebración por la fundación del Centro Bohemio” en la ciudad, con base en una nota periodística aparecida en La Gaceta de Guadalajara —en esa época, el medio de mayor circulación en la ciudad— el 9 de febrero de 1914, donde se consigna la inauguración de “un estudio con salón de exposiciones”, algo que constituye una “prueba palpable”.
En este sentido, tradicionalmente —basta revisar escritos publicados por Arturo Camacho o Juan Real Ledezma en el pasado reciente— se ubica su origen en 1912, con base en el Anecdotario del Centro Bohemio del propio Zuno quien, tras el triunfo de la revolución maderista, regresa a Guadalajara y entra en contacto con Guerrero y Sthal, para instalar el taller en torno al cual se reunirían otros pintores, literatos y músicos, un grupo informal al que la gente comenzaría a identificar con el nombre de “Centro Bohemio”.
Sin embargo, para Sordo Vilchis “no hay controversia”, puesto que el anecdotario de Zuno “no es un documento confiable” dado que fue escrito en los años sesenta y, al acudir a la memoria, sostiene, “lo que estaba haciendo era construir una imagen, su imagen”; asimismo, destaca el carácter “informal” de estas reuniones de artistas que, por otra parte, “definieron la vida cultural de Guadalajara durante 10 o 15 años”.
A este respecto, como consigna el investigador del Museo de las Artes (Musa) de la UdeG, Javier Ramírez, “no se ha hecho aún un estudio a fondo y a conciencia, para precisar muchas confusiones que incluso propició el propio Zuno, no sólo en cuanto a las fechas, sino al consignar miembros que no estuvieron en el grupo; sigue habiendo imprecisiones, a las que contribuyó la prensa, que popularizaba o daba carácter formal a cosas que no lo eran. Pero las notas son parte de las fuentes a consultar”.
Legado plástico y política cultural
Otro de los aspectos trascendentes para estas reuniones, destaca el editor, “es que fue ahí donde por primera vez se discute el papel del arte y su relación con la revolución”, y más allá de su incidencia en la política cultural, lo verdaderamente importante resulta “lo que se gestó ahí, viendo hacia el futuro”.
Simpatizantes del bando constitucionalista durante la Revolución Mexicana, estos artistas, con la llegada de las fuerzas encabezadas por Álvaro Obregón a Guadalajara en julio de 1914 y la consecuente asunción del poder por parte de Manuel M. Diéguez, “anuncian” ya sus actividades (conferencias, sobre todo), según comenta Arturo Camacho que consta en notas periodísticas del diario Boletín Militar, de principios del mes de agosto.
Así, para el investigador es claro que en Centro Bohemio, aunque integrado por gente ligada a las artes, “es un grupo político: Zuno será gobernador, Córdova presidente de Guadalajara, De la Cueva director de la biblioteca…”
Otra cuestión importante, afirma el investigador, es que en estas reuniones, aunque “se discutía el papel que jugaría la política cultural durante la revolución triunfante”, también estuvieron “atentos al desarrollo de las vanguardias a nivel mundial, no se circunscribieron a la tradición nacionalista”; de igual modo, atendiendo al contexto, “los logros más importantes del Centro Bohemio serían la fundación del Museo Regional, en 1918, y la refundación de la Universidad de Guadalajara, en 1925”; así, la política cultural que el grupo ayuda a construir “servirá luego de modelo para el país”.
Ahora bien, otro punto de interés es que, en cuanto aportaciones a la plástica, el Centro Bohemio “se interesa por las vanguardias —Figueroa, Orozco Romero y De la Cueva dejaron constancia importante de ello en algunas obras—, se trata de un grupo regionalista que no pierde perspectiva de lo universal”, cuya “principal batalla” es la de buscar “desarraigar viejas y desusadas concepciones de lo que es el arte” (como se relata en una nota de 1915, aunque el grupo se disuelve momentáneamente un año después y se “reorganiza” en 1918).
En estos términos, no resulta casual para el investigador el uso que se hace de la prensa para promover actividades, lo que podría dar muestra de cómo “se prepara el terreno” para la consecución posterior de fines políticos para los que la actividad cultural funcionó como “vía de acceso”; el Centro Bohemio, de este modo, “llevará a cabo sus ideales en los veinte, reflejado también en obras entre las que destaca el mural que pintaron De la Cueva y Siqueiros en lo que hoy es la Biblioteca Octavio Paz”.
De esta suerte, el Centro Bohemio es una agrupación que no sólo generó obras “importantes en el contexto nacional” sino que ofrece, todavía, “mucha materia para la investigación”, afirma Arturo Camacho, puesto que “está por revisarse” mucho del legado artístico, lo mismo que la importancia de un probable proyecto de orden político-cultural.
TOMA NOTA
Algunos libros
> “El Centro Bohemio de Guadalajara, Su trascendencia”, de Constancio Hernández Allende (editado por El Informador).
> “Anecdotario del Centro Bohemio”, de José Guadalupe Zuno (editado por Pedro Rodríguez Lomelí, 1964).
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