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Acuerdo para desvelar sólo parte de las cartas entre Blair y Bush sobre Irak
Aunque Chilcot considera que ese material es suficiente para hacerse una idea de las razones que llevaron a Blair a apoyar una guerra a la que se oponía una abrumadora y ruidosa mayoría de la población británica, la decisión de publicar sólo una parte de esos documentos no va a satisfacer a los partidarios de que se publiquen en su integridad para tener la seguridad de que no se ocultan aspectos fundamentales de aquellas conversaciones y, quizás aún más importante, el tono, el detalle, el trasfondo de las razones que llevaron a Blair a apoyar a Bush.
En una carta enviada por John Chilcot a Jeremy Heywood, secretario del Gabinete, “para dejar constancia con gusto del acuerdo alcanzado”, el presidente del comité investigador se felicita por que el Gobierno haya dado permiso a la comisión para “desvelar citas textuales y puntos esenciales del contenido” de esos documentos.
Ese contenido se desvelará “teniendo en cuenta el principio de que nuestro uso del material no refleje los puntos de vista del presidente Bush”, escribe Chilcot en la carta. “También hemos acordado que el uso de citas directas de los documentos debería ser el mínimo necesario para permitir a la investigación articular sus conclusiones”, añade. Y explica que “no está claro cuánto tiempo tomará decidir las citas y puntos esenciales que se van a utilizar, pero la investigación y el Gobierno deberían trabajar para completar esa tarea lo antes posible”.
Además, la comisión enviará sus conclusiones a las personas directamente afectadas por éstas para que tengan oportunidad de hacer comentarios antes de su publicación, en lo que Chilcot describe como “proceso de Maxwellización”. Eso significa que aún pasarán muchos meses antes de que se hagan públicas las concusiones y probablemente no se conocerán hasta pasadas las elecciones generales británicas de 2015.
La comisión Chilcot lleva años investigando las razones de la participación británica y desde hace meses la publicación de esos documentos, que incluyen 25 notas de Blair a Bush y 130 registros de conversaciones entre el presidente y el primer ministro.
Bush y Blair, grandes instigadores de la guerra con el visible apoyo político del entonces jefe del Gobierno español, José María Aznar, justificaron la invasión con el argumento de que el dictador Sadam Husein era un peligro para Occidente debido a sus arsenales de armas de destrucción masiva. La invasión acabó llevándose a cabo sin la autorización de Naciones Unidas y llevó a Europa a una profunda división política, pero las armas de destrucción masiva nunca fueron encontradas.
EL PAÍS
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