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Detrás de la escena

Por: alta gracia lizardo fotos: saul nuñez

Que el séptimo arte es un reflejo de la sociedad, que es un instrumento de denuncia, de expresión. Que hacerlo es costoso y complicado, que requiere de un gran equipo para que una película logre realizarse. Que es necesario amar el cine, soñar, creer. Que representa también la libertad, el amor, el dolor, la conciencia y la inconsciencia, el pasado, el presente y el futuro imaginario. Que a partir de la imaginación nacen proyectos. Que en México es muy difícil levantar una producción cinematográfica y que los cortometrajes son un excelente ejercicio para llegar a un largometraje. Que todas son películas, independientemente de su duración, de su género, es decir, no importa si se trata de una ficción, un documental, una animación o una propuesta experimental. Que las películas no son de quien las dirige si no de quien las escribe o de quien las protagoniza. O que el éxito de una cinta radica en la intuición de sus hacedores.

Concepciones hay tantas como personas en el mundo, sin embargo en el momento en que se proyecta un filme en la pantalla grande la comunión mágica entre espectador y realizadores cobra sentido el contar historias.

Para Bertha Navarro, productora de cintas como El laberinto del Fauno y El espinazo del diablo, el estar detrás de una película enriquece, según dijo en su visita al pasado Festival Internacional de Cine de Guadalajara donde recibió el Mayahuel de Plata por su trayectoria. “Es muy sano apoyar a otros, me gusta correr riesgos porque nunca acepto el no por delante, creo que sí se puede hacer cine en México”.

Por su parte, Simón Bross, director de la película Malos Hábitos y productor desde hace dos décadas, aseguró, en una de sus visitas al Festival Internacional de Morelia, que los cortos representan un buen comienzo. “Siempre he dicho que si uno no ayuda a que la nueva gente pueda empezar a hacer cosas no vale el resto, y es cierto que los cortos no son negocio pero sí son un gran gimnasio para luego aventurarse a la carrera del largo”.

Ernesto Contreras, director de Párpados azules, mientras caminaba por las calles de Guanajuato el pasado Festival Internacional de Cine Expresión en Corto aseguró que como director “deseo seguir explorando el trabajo de los actores y la construcción de personajes, porque hacer una película siempre es una apuesta y se trata de un riesgo artístico muy personal”.

Spike Lee, realizador de filmes como Malcom X y 25th hour, también declaró, en Guanajuato en julio pasado durante el encuentro fílmico de aquel lugar, que se debe rodar a pesar de las circunstancias. “Para tener éxito en la industria cinematográfica es necesario comprometerse al 100%, pues un director o un actor puede llegar al set con el corazón destrozado debido a que terminó una relación amorosa y sin embargo debe continuar con el rodaje a pesar de su sentir”.

La parte estética de las cintas también tiene su importancia y es el director de arte Eugenio Caballero, ganador de un Oscar por su trabajo en El Laberinto del Fauno, quien apunta que el reto constante de quien se encarga de la belleza de las películas es con respecto a la creación y no a la competencia entre colegas. “El reto es que cada película haga sentir, que mi parte se conecte con el espectador y que tenga la mayor verdad posible”, aseguró momentos antes de integrarse al homenaje que recibiría Adriana Barraza en el pasado encuentro fílmico guanajuatense. Y es precisamente la nominada a un Oscar por su actuación en Babel quien afirma que para aceptar el trabajo en una cinta, desde el punto de vista de una actriz, radica en la esencia del proyecto. “Para darle el sí a una película veo varias cosas, tal vez una palabra, un fragmento me hacen elegir, el cine es como el amor, cuando alguien le preguntan por qué se enamora de tal persona uno responde ‘pues quién sabe’ porque es una cosa que no tiene que ver con la razón, como dicen ‘el amor tiene razones que la razón misma desconoce’”. Y es que el Séptimo Arte es una mezcla de emociones, intuiciones, sueños y deseos que a veces sólo la pantalla grande puede provocar. Así es el cine.
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