Consejeros sin instituto

El Código Electoral aprobado por el Congreso del Estado y publicado el pasado martes 5 de agosto en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado, determina que no existe más el Instituto Electoral del Estado de Jalisco (IEEJ), y en su lugar se crea el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), para cuya constitución deberían convocar a la elección de siete consejeros, entre ellos el presidente.

Pero las prisas de los diputados (que ya habían aprobado las reformas constitucionales en materia electoral para poner en sintonía la legislación local con la federal, reformada el año pasado), y sobre todo su afán de configurar un nuevo IEPC a su gusto, les llevó a cometer una serie de pifias que ahora ya no saben cómo enmendar. Hoy en día hay siete consejeros electorales en funciones y hay un nuevo instituto electoral como figura jurídica, pero los consejeros no lo son del nuevo IEPC, sino del extinto IEEJ.

En las decisiones adoptadas en el Congreso, la mano que meció la cuna fue la de los dirigentes de los partidos políticos. Éstos han dicho, más en lo bajito que en público, que están inconformes con los consejeros electorales porque su desempeño en las elecciones de 2006 (¿cómo olvidar las campañas "negras" que desataron PAN y PRI en las semanas previas al 2 de julio de ese año?) dejó mucho qué desear.

Dicen los dirigentes partidistas que la cerradísima elección presidencial, que debió resolverse en la última instancia de los tribunales, opacó la serie de deficiencias que se produjeron en los comicios locales, y que atribuyen a la mala actuación del IEEJ, que no hizo la tarea de capacitar adecuadamente a los funcionarios de casillas, ni condujo adecuadamente el conteo de los votos. La decisión del candidato priista que muy rápido salió a aceptar el triunfo del panista Emilio González, resultó la coartada perfecta para los consejeros que así declararon que no había delito por perseguir, según los dirigentes partidistas.

Eso no fue suficiente para aminorar la animadversión que tienen panistas, priistas y perredistas contra los consejeros. Por eso idearon una reforma electoral que les permitiera removerlos, al costo que fuera necesario. Claro, los políticos saben que cuando hablan de dinero se trata del que nosotros ponemos, y por eso disponen a su antojo.

Lo que no calcularon es que los consejeros electorales tienen conocimiento de sus derechos y decidieron luchar por defenderlos. Ahora, cuatro consejeros del IEEJ gozan de la protección de la justicia y, por lo pronto, son inamovibles. El problema es que no han sido electos para integrar el nuevo IEPC, por lo que ya estamos metidos en un auténtico berenjenal.

Ahora, dirigentes pardidistas y legisladores están embrollados. Unos quieren liquidar (en la acepción laboral de la palabra) a los consejeros y elegir a siete nuevos; otros admiten dejar a los siete actuales; unos más proponen dejar a los cuatro amparados y elegir a tres (uno para el PAN, uno para el PRI y uno para el PRD).

Para el caso es lo mismo: quieren hacer lo que se les antoja. La pregunta es, ¿por qué los dejamos?

VÍCTOR E. WARIO / Periodista.
Correo electrónico: vwario@informdor.com.mx
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