Muhammadu Buhari es reelegido para mandato presidencial en Nigeria
Algunos cientos de personas se reunieron en la sede del oficialista Congreso de los Progresistas (APC), en la capital Abuya, para celebrar los resultados al ritmo de música afropop
Muhammadu Buhari fue reelegido presidente de Nigeria, el país más poblado de África con 190 millones de habitantes, con el 56% de los votos, según los resultados comunicados por la Comisión Electoral (INEC) la noche del martes.
La INEC aún no había realizado el anuncio oficial de su victoria, pero contabilizando los resultados de 36 estados del país, así como los de la capital federal, Abuya, el presidente saliente contaba con una ventaja de casi cuatro millones de votos respecto a su principal rival, Atiku Abubakar (41%).
No obstante, debido a la hora tardía del anuncio, había poca celebración popular en el país, ni siquiera en Kano, uno de los bastiones del mandatario y donde sus partidarios salieron en masa en 2015 para celebrar su primera victoria.
Desde el lunes, a medida que la INEC anunciaba los resultados, se reducía el suspense en esta contienda presidencial, que sin embargo se había anunciado muy reñida entre el presidente saliente y el candidato del Partido Popular Democrático (PDP).
La diferencia entre los dos candidatos, ambos musulmanes y procedentes del pueblo hausa del norte del país, era menos pronunciada que en las elecciones de 2015 entre Buhari y Goodluck Jonathan, cristiano del estado del Delta (sur), pero Buhari logró mantener una amplia ventaja respecto a su adversario.
Atiku Abubakar, un adinerado hombre de negocios y exvicepresidente de Nigeria (1999-2007) es considerado uno de los políticos más corruptos del país.
Buhari, un exgeneral que ya dirigió el país en 1983, durante las dictaduras militares, es un hombre austero que se comprometió a llevar a cabo una feroz lucha contra la corrupción, el "cáncer" que corroe al primer productor de petróleo de África.
Tras un primer mandato moderado y muy criticado en materia económica y de seguridad, Buhari mantenía una amplia ventaja en sus bastiones, donde superaba el 70% de votos, pero perdió casi 435.000 votos en uno de ellos, la enorme ciudad de Kano (norte).
Sus detractores suelen acusarlo también de librar una caza de brujas contra sus opositores disfrazándola de lucha anticorrupción.
Por su parte, Abubakar no logró la unanimidad en la región yoruba del sudoeste, donde el partido en el poder mantuvo la mayoría de votos; ni en el sudeste igbo.
La oposición denunció fraudes masivos del partido en el poder para mantener a Muhammadu Buhari a la cabeza del país, y pidió la interrupción de los resultados la noche del martes. Pero esta solicitud solo se puede hacer por vía judicial.
Según la sociedad civil y los observadores, se registraron numerosas irregularidades en los comicios del sábado, como retrasos en la apertura de centros de votación, intimidación a electores y destrucción de material electoral; así como al menos 53 muertos en las violencias electorales.
La movilización de los electores nigerianos fue débil en estos comicios, con una tasa de participación de alrededor de 40%, a la baja en casi todos los estados del país.
A los observadores les preocupa esta "débil movilización", que "podría afectar a la credibilidad del vencedor de esta elección", ya empañada por las acusaciones de fraude.
"Tendría un impacto negativo en el próximo gobierno", explicó uno de ellos a la AFP.
"El motivo principal de que los electores no se desplacen es que no sienten la presencia del Estado en su vida diaria", explicó Nana Nwachukwu, activista de la campaña Not Too Young Too Run ('no eres demasiado joven para participar en política').
Nigeria es el primer productor de petróleo de África, con casi 2 millones de barriles diarios, pero sigue sufriendo escasez de infraestructuras básicas, de electricidad y de agua corriente, y 87 millones de sus habitantes viven por debajo del umbral de la extrema pobreza.
OB