México
Tren parlamentario
País sin piloto
“La actual política exterior de México”, soltó Ricardo Monreal Ávila, senador del PT, “es similar a la de una colonia militar ocupada; no practica la diplomacia, sino la sindicatura de la entrega. No hay una cancillería, sino una mensajería de trámites”. Hacía unos minutos, la comparecencia había comenzado. Comparecencia pactada hacía una semana. Una expectación que catapultó “The New York Times” cuando publicó lo de la permisividad de México para que aviones no tripulados de Estados Unidos espíen territorio mexicano.
Y remachaba Monreal: “Tiene más independencia y capacidad de gestión el Ministerio de Relaciones Exteriores de Puerto Rico que la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. Aquel es un Estado libre asociado (de la Unión Americana); pero aquí nos hemos convertido en un Estado fallido ocupado”.
Espinosa hacía un instante, en su discurso inaugural, había afirmado que la incursión de aviones no tripulados: “No son violatorias de la soberanía, porque son controladas por el Gobierno de México y contribuyen a su capacidad para enfrentar al crimen organizado”.
Había reiterado que la actual relación bilateral es de lo mejor en muchos años. Y se fue contra el director del FBI, quien el martes opinó que la lucha de Calderón contra el narcotráfico ha sido “de un gran impacto, pero sin éxito”.
Muy rápido, en el discurso, Espinosa fue alcanzada por la también (ex) embajadora, y senadora priista, Rosario Green Macías, quien dijo: “La escasa relevancia que se concede a la política exterior se traduce en una precariedad de iniciativas diplomáticas que atiendan el principal reto estratégico de nuestro país: la búsqueda de la diversificación para contrarrestar el poderío estadounidense”.
“Es altamente cuestionable que la posición de alineamiento del Gobierno federal actual sea la más adecuada para lidiar con nuestro poderoso vecino”.
Pregunta fundamental, que Green y, después, Graco Ramírez, le hicieron fue la de cuántos agentes estadounidenses operan en territorio nacional, en qué condiciones, con qué propósitos y al amparo de qué convenios. Y también: ¿Qué compromisos subrepticios se han contraído con Estados Unidos, y por qué se oculta la información a los mexicanos, a sus representantes (senadores y diputados)?”
Respuesta parca, y huidiza: el dato es secreto por asuntos de seguridad nacional, respondía Espinosa.
Green Macías atajaba: “El Gobierno federal presume de una ‘cooperación histórica y sin precedentes’ en la relación bilateral con Estados Unidos en materia de seguridad. Puede que tenga razón, pues nunca antes se había entregado por tan poco y con resultados tan mediocres. Lo que no se entiende son los motivos para vanagloriarse”.
José Guadarrama Márquez, senador del PRD, fue rudo, y argumentó sin contemplaciones: “La realización del operativo unilateral Rápido y Furioso, mediante el cual una agencia del Gobierno estadounidense indujo la introducción ilegal a México de un cargamento de armas, es, sin duda, una muestra de debilidad del Gobierno en turno”.
Cuando los opositores escuchaban la reiterada defensa, en voz de Espinosa, de las decisiones del régimen, varios senadores arreciaron la crítica: “Usted, canciller”, dijo Monreal a Espinosa, “es parte de la nueva corriente neopolkista. Y no es una ofensa, es una descripción. Como recordará, James Knox Polk fue el presidente de Estados Unidos que inició el proceso de expansión en el país, en ese país, en 1845-49, y se les llama polkos a aquéllos que abrazaban con entusiasmo la anexión de nuestro país a Estados Unidos”.
Ricardo Monreal le preguntó a Espinosa: “¿quién manipula esos aviones? ¿Quién tiene el control? ¿México? No. Lo tiene Estados Unidos, señores. Y lo que usted intenta, canciller, es una interpretación chicanera, huizachera del Artículo 76 fracción tercera constitucional”.
Pablo Gómez (PRD) redundó: “El día que el Gobierno de Estados Unidos admita que un gobierno extranjero tiene el control sobre sus aeronaves, ese día cae el presidente”. Esto, en alusión directa a la insistente respuesta de Espinosa de que no se ha violado la soberanía nacional.
A sus flancos, Espinosa vio alinearse a los senadores panistas Luis Alberto Villarreal García y Rubén Camarillo Ortega. Ella y ellos hicieron una tríada en cuyo discurso, insistente, aparecía la reiteración de que Calderón ha sido un prudente Jefe de Estado, que de ninguna manera se ha echado para atrás; que no es timorato, mucho menos entreguista y que, por el contrario, ha sido valiente y patriota a carta cabal.
Síguenos en