México

Testigo ¡de honor!

Cervantes describió hace 400 años lo ocurrido el miércoles en la Cámara de Diputados de México

No se puede “contravenir a la orden de la Naturaleza; que en ella cada cosa engendra su semejante”. Cervantes describió hace 400 años lo ocurrido el miércoles en la Cámara de Diputados de México. Engendrada por una generación de políticos que han hecho de su oficio un paño de mercaderes, la sesión de cinco sobradas horas fue lo que era de prever: una olla de grillos, en el estricto sentido del sustantivo, donde jamás apareció una idea ni por milagro, y sí amenazas, insultos, recriminaciones, injurias, quejas y confesiones más propias de un pleito pulquero que de un grupo pensante.

Es inaceptable que Enrique Peña Nieto haya sido acusado “por haber matado a su mujer”, según denigró María Elena Pérez de Tejada, diputada del Partido Acción Nacional (PAN). Es una aseveración gravísima, sobre todo cuando no se basó en pruebas irrebatibles y muestra, en medio de un lodazal de disparates, los abismos a donde llegó la sesión.

Junto a esa cúspide de la irresponsabilidad se acuñó la metáfora: “La alianza PAN-PRD (Partido de la Revolución Democrática) es casi gay, pervertida de tan extraña”, y amenazas de exámenes de la verdad y de alcoholemia, alusiones a Pinocho y la Chimoltrufia, lanzamiento de monedas a la cara de un semejante, se calificaron unos a otros de mentirosos, de espurios, de armarse los golpes, de borrachos vespertinos, de lesbianismo confesado, afuera te espero para partirnos la ma..., buitres y vendidos.

El más largo debate de los últimos años en una Cámara vacía de preocupaciones. Locos por el micrófono, delirantes de la foto, incapaces de elevar su pensamiento a la altura de las angustias sociales, los padres y madres conscriptos creyeron que por una vez en sus vidas estaban a la altura del arte. No los culpo, no dan para más. Si algo debe reconocérseles, es la franqueza.

Alguien debía poner orden, pero al mariachi le falta la trompeta.
Al día siguiente del campeonato de tonterías, los participantes sufrían una cruda moral más intensa que la alcohólica.

Ésta es la cámara que apoya la reelección de los diputados, es decir, de sí mismos. La que rechaza (PRI) las candidaturas ciudadanas, es decir, fuera de su monopolio. La que se prepara al gran combate patriótico para dotarnos de un programa de reforma política “que aspira a transparentar la actividad de los partidos”. En manos de ellos estamos.

No del todo. La exhibición parlamentaria tuvo un aspecto positivo. Nos recordó que no podemos dejarlos solos. Eso que llaman la sociedad civil, usted y yo, ciudadanos sin partido, debe participar en foros populares o académicos, usar las tribunas posibles, ejercer la libertad de opinar, presionar en todos los niveles para que no estampen en la ley el sello soez que usaron en la sesión ordinaria (ordinaria, sí) del miércoles.

El estilo va a corresponder al fondo si no hacemos algo ahora. La ley esperada y necesaria no puede ser a su imagen y semejanza. Eso debemos impedirlo.
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