México
Rivera Carrera critica desperdicio de alimentos
El arzobispo primado de México afirma que nadie puede sentirse exento del deber de ''dar de comer al hambriento''
CIUDAD DE MÉXICO (30/JUL/2012).- El cardenal Norberto Rivera Carrera criticó el “desperdicio escandaloso” de miles de toneladas de alimentos.
Y aunque aplaudió que en la Ciudad de México existan varios comedores y el Banco de Alimentos para la gente más pobre, Rivera Carrera condenó que “una multitud vague hambrienta por nuestras calles porque no hay quién les reparta esa riqueza que Dios hizo para todos y no sólo para unos cuantos”.
Durante su homilía en el marco de la tradicional misa dominical que preside en la Catedral Metropolitana, el arzobispo primado de México subrayó que el hambre del hombre es también espiritual.
Por ello, destacó que “el compromiso social no puede separarse del compromiso de la salvación espiritual porque la religión se desvirtúa o se vuelve enajenante”.
Aclaró que nadie puede sentirse exento del deber de dar de comer al hambriento. “Si no nos gusta llamarlo obra de misericordia, llamémosle de justicia, pero cumplámoslo, que es lo importante”.
Además, llamó a no caer en la tentación de que el reparto de los bienes materiales es para “las cumbres de la ONU”, para los gobiernos, para las instituciones. Todos ellos tienen una responsabilidad, subrayó, pero también los particulares tenemos que aportar nuestro granito de trigo para saciar el hambre del mundo.
“Y no sólo de pan, sino de educación, salud, de todos los derechos y necesidades fundamentales del ser humano”.
Y aunque aplaudió que en la Ciudad de México existan varios comedores y el Banco de Alimentos para la gente más pobre, Rivera Carrera condenó que “una multitud vague hambrienta por nuestras calles porque no hay quién les reparta esa riqueza que Dios hizo para todos y no sólo para unos cuantos”.
Durante su homilía en el marco de la tradicional misa dominical que preside en la Catedral Metropolitana, el arzobispo primado de México subrayó que el hambre del hombre es también espiritual.
Por ello, destacó que “el compromiso social no puede separarse del compromiso de la salvación espiritual porque la religión se desvirtúa o se vuelve enajenante”.
Aclaró que nadie puede sentirse exento del deber de dar de comer al hambriento. “Si no nos gusta llamarlo obra de misericordia, llamémosle de justicia, pero cumplámoslo, que es lo importante”.
Además, llamó a no caer en la tentación de que el reparto de los bienes materiales es para “las cumbres de la ONU”, para los gobiernos, para las instituciones. Todos ellos tienen una responsabilidad, subrayó, pero también los particulares tenemos que aportar nuestro granito de trigo para saciar el hambre del mundo.
“Y no sólo de pan, sino de educación, salud, de todos los derechos y necesidades fundamentales del ser humano”.
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