México

Obama, ante el derrame

Apenas 18 meses en la Presidencia, y Barack Obama ha logrado ya marcar un legado

Apenas 18 meses en la Presidencia, y Barack Obama ha logrado ya marcar un legado. El derrame petrolero de British Petroleum (BP) en las costas del Golfo de México, el mayor desastre ecológico en la historia de Estados Unidos, se ha convertido hoy en un reflejo más de que en el país en el que el Estado era casi un actor ausente, hoy Obama está “regresando al Estado”, por citar el trabajo clásico de la politóloga Theda Skocpol.

Bajo el credo liberal, ese cerco ideológico con el que se fundó Estados Unidos y el que ha logrado en parte el famoso “melting pot”, el Estado existe sólo para cubrir la necesidad básica de otorgar seguridad a sus ciudadanos. Al Estado le queda prohibida la intervención en la economía y la libre competencia.

Si la economía falla, el Estado sólo está para observar cómo el mercado se auto corrige. En resumen, un Estado reducido a sus mínima expresión regulatoria. Por ello, en parte, no existía, ni existe, un sistema de salud universal en el país más rico del mundo.

Y sin embargo, Obama ha logrado mover el péndulo. La reforma al sistema de salud de Estados Unidos es un momento de innovación institucional para este país y un verdadero caso sobre liderazgo presidencial. Tan sólo pensar que dicha reforma había sido buscada por lo menos desde los años treinta del siglo pasado. Roosevelt, Truman, Kennedy, Johnson, Nixon, Carter y Clinton intentaron y no pudieron.

En la década de los treinta, Franklin D. Roosevelt fue el primer presidente en atreverse a instrumentar una política
intervencionista en la economía. La Gran Depresión de 1929 forzó a este presidente a tomar las riendas, a exceder sus facultades constitucionales, a ensanchar el poder presidencial y a embarcar a su país en una redefinición del papel del Estado en la economía, a la era del “New Deal”, ante los ojos incrédulos de empresarios estadounidenses que estaban acostumbrados a servirse con la grande.

En una escala menor, pero similar, Obama está redefiniendo el papel del Estado en su país. Si antes Wall Street podía casi autorregularse hasta el punto de crear una crisis financiera, Obama, no ante la ausencia de críticos y en la medida de lo posible, sometió una reforma al sistema financiero estadounidense.

Con el derrame de la petrolera BP nuevamente Obama vuelve a recuperar el papel del Estado al señalar responsabilidades al sector privado. Si antes, teóricos críticos de la izquierda estadounidense como C. Wright Mills Noam Chomsky y G. William Domhoff respondían a la clásica pregunta de ¿quién gobierna en Estados Unidos? con un: las élites y las grandes corporaciones, hoy Obama enmienda la plana y a BP le dice tres veces: ustedes pagarán los daños y no mi gobierno y los contribuyentes.

Aún le quedan 30 meses a su primer mandato y lo que Obama ha logrado en estos primeros 18 meses en parte ha servido como combustible al “Tea Party” que articula el descontento ante el programa de reformas de Obama en un movimiento que estará a prueba en las elecciones de noviembre próximo, pero por hoy Obama reacciona ante el derrame y lo hace bien.
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