México
México tiene prisa
El valor de la perseverancia
Un ineludible ingrediente para quienes participamos en el quehacer productivo de nuestro país, es sin duda alguna la humildad y en muchas ocasiones también la soledad, propia de quienes generosamente aportan a su comunidad, en la firme convicción del anonimato. Sin embargo, el Presidente Felipe Calderón, al reunirse en Guadalajara con mis colegas, encuentro que mucho disfruté la oportunidad de participar junto con mi apreciado amigo, el presidente de la Concanaco, don Jorge Dávila, así como con mi presidente Miguel Alfaro Aranguren, generosamente reconoció uno de los más significativos valores de los empresarios jaliscienses: la perseverancia.
Ese silencioso compromiso con nuestros semejantes, ese anónimo tesón por ser siempre solidario-subsidiario con nuestros compatriotas, fue reconocido ampliamente por el Presidente Calderón, y que exponenciado en el concierto nacional “de los que empujamos del mismo lado y en la misma dirección” por el crecimiento y desarrollo de nuestro país, han permitido trascendentes avances en nuestra economía, por sobre las afrentas internacionales y los retos domésticos.
Además de celebrar la exitosa trayectoria de jaliscienses de la talla del futbolista Javier “El Chicharito” Hernández, del piloto Sergio “El Checo” Pérez y el boxeador Saúl “El Canelo” Álvarez, efectuó un interesante balance sobre la situación económica actual, el Mandatario de la nación destacó los positivos indicadores que conservamos en términos macroeconómicos: control inflacionario, altas reservas, bajas tasas de interés, financiamiento bancario disponible, finanzas públicas sanas y deuda sustentable, entre otros, que mucho envidian naciones europeas y americanas, todavía sometidas a la férrea recesión global.
Sin embargo, advirtió también que existen áreas de oportunidad que pueden permitirnos sortear aún mejor los acechos globales y mejorar nuestra competitividad productiva frente a otros mercados, sobre todo en lo que se refiere a las indispensables reformas estructurales en materia laboral, energética y hacendaria, para lo que desde el edificio de mi Alma Mater, la más que centenaria Cámara de Comercio de Guadalajara, hizo un llamado a confiar más en México y su enorme potencial productivo, a efectos de consolidar su crecimiento.
Urgió a realizar muchos más cambios, de la mano también de los otros poderes públicos, léase el Legislativo y Judicial, sumados a la tala regulatoria emprendida exitosamente desde el Ejecutivo federal, así como la histórica inversión en infraestructura, las reformas en sistemas pensionarios y el combate a la delincuencia organizada, entre otros.
Con ese propósito, y aprovechando que estamos en la ruta del crecimiento, necesitamos articular consensos y acuerdos entre iguales y diferentes, dejando de lado los intereses particulares para abrirle paso a los anhelos comunes. Necesitamos que todos los mexicanos empujemos hacia la misma dirección.
Es por ello que no olvidemos que México tiene prisa de más cambios y mejores reformas para repuntar el desarrollo económico y elevar la calidad de vida de la población, por lo que todos en nuestras respectivas trincheras habremos de perseverar mucho en nuestros esfuerzos, en la firme esperanza de que lo mejor está por venir.
Ese silencioso compromiso con nuestros semejantes, ese anónimo tesón por ser siempre solidario-subsidiario con nuestros compatriotas, fue reconocido ampliamente por el Presidente Calderón, y que exponenciado en el concierto nacional “de los que empujamos del mismo lado y en la misma dirección” por el crecimiento y desarrollo de nuestro país, han permitido trascendentes avances en nuestra economía, por sobre las afrentas internacionales y los retos domésticos.
Además de celebrar la exitosa trayectoria de jaliscienses de la talla del futbolista Javier “El Chicharito” Hernández, del piloto Sergio “El Checo” Pérez y el boxeador Saúl “El Canelo” Álvarez, efectuó un interesante balance sobre la situación económica actual, el Mandatario de la nación destacó los positivos indicadores que conservamos en términos macroeconómicos: control inflacionario, altas reservas, bajas tasas de interés, financiamiento bancario disponible, finanzas públicas sanas y deuda sustentable, entre otros, que mucho envidian naciones europeas y americanas, todavía sometidas a la férrea recesión global.
Sin embargo, advirtió también que existen áreas de oportunidad que pueden permitirnos sortear aún mejor los acechos globales y mejorar nuestra competitividad productiva frente a otros mercados, sobre todo en lo que se refiere a las indispensables reformas estructurales en materia laboral, energética y hacendaria, para lo que desde el edificio de mi Alma Mater, la más que centenaria Cámara de Comercio de Guadalajara, hizo un llamado a confiar más en México y su enorme potencial productivo, a efectos de consolidar su crecimiento.
Urgió a realizar muchos más cambios, de la mano también de los otros poderes públicos, léase el Legislativo y Judicial, sumados a la tala regulatoria emprendida exitosamente desde el Ejecutivo federal, así como la histórica inversión en infraestructura, las reformas en sistemas pensionarios y el combate a la delincuencia organizada, entre otros.
Con ese propósito, y aprovechando que estamos en la ruta del crecimiento, necesitamos articular consensos y acuerdos entre iguales y diferentes, dejando de lado los intereses particulares para abrirle paso a los anhelos comunes. Necesitamos que todos los mexicanos empujemos hacia la misma dirección.
Es por ello que no olvidemos que México tiene prisa de más cambios y mejores reformas para repuntar el desarrollo económico y elevar la calidad de vida de la población, por lo que todos en nuestras respectivas trincheras habremos de perseverar mucho en nuestros esfuerzos, en la firme esperanza de que lo mejor está por venir.
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