México

La Laguna de Cajititlán

Desde luego no resulta extraño que sean los pescadores los más preocupados

En Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, desde hace por lo menos 30 años, todos los gobiernos municipales, del PRI y del PAN, como acostumbran hacer, han prometido resolver todos sus problemas, pero sobre todo han enfatizado en uno: limpiar las aguas de la Laguna de Cajititlán de los contaminantes, algunos tóxicos, que sin tratamiento alguno descargan las pequeñas y grandes industrias.

Los pueblos de la ribera de esta laguna, Cajititlán, Cuexcomatitlán, San Lucas Evangelista y San Juan Evangelista, pero de manera particular las Cooperativas de Pescadores que en ellos existen, han sido testigos activos de esta promesa. De hecho, gracias a la intervención de los pescadores la laguna no está en peores condiciones. La planta de tratamiento que está en proceso avanzado de construcción no hubiera sido posible sin la presión de los pescadores. Ahora falta que se termine dicha planta; que se le mantenga en funcionamiento, que tenga la capacidad para eliminar los contaminantes pesados que ponen en riesgo la calidad del pescado y la salud de quienes lo consumen y, particularmente, que pongan un hasta aquí a los industriales contaminadores. Apenas el año pasado un reporte de la CEA encontró mercurio, zinc y materia fecal en niveles muy por arriba de la norma establecida para preservar la vida en los cuerpos de agua.

Desde luego no resulta extraño que sean los pescadores los más preocupados por la laguna. No es sólo porque de la pesca medio completan su ingreso, es también porque guardan con ella una especial relación que da sentido a su vida e identidad a sus pueblos.

El domingo 3 de agosto de 2008, en la plaza de Cuexcomatitlán, en una especie de acto de precampaña, Enrique Alfaro Ramírez dijo más o menos lo siguiente: Estamos hoy aquí para iniciar lo que estoy seguro va a ser un hecho histórico en la vida de nuestro municipio. Estamos hoy aquí para constituir formalmente la primera Asamblea Popular que tiene por objeto defender, rescatar, salvar la Laguna de Cajititlán. Lo hacemos porque nos parece que los cauces institucionales, que el diálogo atento y respetuoso se agotó porque a las autoridades estatales y municipales no les importa rescatar la laguna.

Los pescadores y los habitantes de estos pueblos seguramente estarán atentos a que Enrique Alfaro cumpla su promesa respecto de la Laguna de Cajititlán. Mi abuelo Ildefonso Regalado, que fue por muchos años pescador en esta laguna, solía decir cuando le asaltaba alguna duda: “Ya veremos, dijo un ciego…”.
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