México
Impunidad y el cardenal
Tal vez el problema más grave que hoy enfrenta México sea el que no se respeta la ley
Y no es para menos. Tal vez el problema más grave que hoy enfrenta México sea el que no se respeta la ley. Desde el nivel más ‘‘inocuo’’ hasta el más peligroso.
Desde la vecina de la calle que no recoge las heces de su perro en la esquina de tu casa, hasta un líder o lideresa sindical con fortunas inexplicables. Desde el automovilista que no respeta las zebras en los semáforos, hasta el cardenal que viola la Constitución.
La ley en México se viola todos los días, la tolerancia a esas violaciones a la ley y la falta de sorpresa e indignación es el pan nuestro de cada día. A 10 años del arribo del PAN a Los Pinos, seguimos siendo el país donde todo pasa, donde todo se vale y donde no pasa nada.
Independientemente de si estás a favor de la ley que aprobó la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para reconocer jurídicamente a las parejas del mismo sexo, al margen de si tu convicción religiosa, tu postura moral o tu desconocimiento sobre la realidad de esas parejas te lleva a pensar que los homosexuales y las lesbianas no deben adoptar menores, en lo que todos deberíamos estar de acuerdo es en que la ley debe respetarse, cumplirse y aplicarse.
Las declaraciones del cardenal Sandoval Iñiguez se suman a una cadena de hechos en los que este polémico señor se ha visto envuelto en los últimos años y que rayan en la ilegalidad y en la impunidad.
La investigación realizada por la periodista Sanjuana Martínez en torno a la figura de Sandoval Iñiguez en el libro “Los Intocables”, editado por Jorge Zepeda, deberían no sólo de indignar a cualquiera, sino de generar una reacción en cadena y producir un cambio.
Al acusar a Marcelo Ebrard, sin presentar una sola prueba, de haber “maiceado” a los ministros de la Suprema Corte de Justicia para que avalaran la constitucionalidad de los matrimonios entre parejas del mismo sexo, Sandoval Iñiguez está cayendo en el delito de difamación y pese a ello, la demanda interpuesta por Ebrard no fue acompañada ni siquiera por el respaldo vocal de un solo diputado o diputada del PAN o del PRI en la Asamblea Legislativa o en el Congreso federal, mucho menos por la Secretaría de Gobernación.
Adicionalmente, el llamado de Hugo Valdemar, el vocero de la Arquidiócesis de México, a no votar por el PRD es una violación al artículo 130, inciso 3, de la Constitución.
Y pese a ello, ni Felipe Calderón ni Enrique Peña Nieto, ni Josefina Vázquez Mota, ni cualquier otro suspirante a la Presidencia en el 2012 ha señalado algo al respecto.
Los mecanismos para la sanción a estas violaciones están contenidos en la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público y en su Reglamento.
Aún le quedan dos años a su Gobierno, pero imagino que Calderón quiere ser recordado como el Presidente de la ley, como un estadista que tuvo el valor de “usar toda la fuerza del Estado” para atacar el problema más grave que enfrenta el país: la ausencia de legalidad y el “peligro de las drogas”.
Cómo le pide a la población que se sume a esta batalla, si él mismo y su equipo no predican con el ejemplo. Mucha voluntad para detener a los capos de la droga, pero nula voluntad para sancionar a otros capos de la impunidad.
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