México

Gudiño: con su muerte mueve el tablero

La muerte del ministro Gudiño viene a prolongar su “mala racha” y a meter nuevos jugadores al tablero

Parecía que el ministro Gudiño ya la había brincado. Hace tres años estuvo varios meses fuera de las labores cotidianas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por un infarto múltiple. El susto fue en Huatulco, lo trasladaron en helicóptero a la capital del país y estuvo casi dos semanas en terapia intensiva.

Relatan en la Corte que hace una semana, el ministro lucía sonriente y había bajado de peso por recomendación de sus cardiólogos. Comía bien y de todo, y estaba de buen humor. Incluso, antes de ir de vacaciones a Londres, el ministro, contento, realizó lo que serían sus últimos telefonemas a amigos y colaboradores para agendar trabajo, reuniones, comidas a su regreso.

José de Jesús Gudiño Pelayo murió de un infarto fulminante en el hotel donde se hospedaba, en compañía de su esposa. Era mediodía de domingo, hora del meridiano de Greenwich.

Su fallecimiento vino a ser una doble sorpresa: primero porque había contenido los problemas de salud que pusieron en riesgo su vida hace corto tiempo, y segundo, porque en enero los ministros de la Suprema Corte tienen que elegir quién será su nuevo presidente, en sustitución de Guillermo Ortiz Mayagoitia.

Son dos los togados que llegan “a la final” en la búsqueda del máximo asiento en el Poder Judicial: Juan Silva Meza y José Ramón Cossío, ambos brillantes, considerados del ala progresista, pero distintos en sus formas y sus procedencias (el primero, juez de carrera; el otro académico).

Gudiño era un factor clave en la sucesión, pues fungía como el principal impulsor de la candidatura de Cossío. Su partida no sólo será un voto menos para él, sino la pérdida de un aval fundamental en la compleja búsqueda de las voluntades de los otros ministros.

La muerte del ministro Gudiño viene a prolongar su “mala racha” y a meter nuevos jugadores al tablero: el Presidente Calderón debe enviar al Senado una terna de candidatos a sustituirlo y los partidos en la Cámara alta definir quién ocupa el lugar vacante desde antier.

A juzgar por la manera como se manejan estas cosas, el Presidente y los partidos no negociarán un nuevo ministro de la Corte, sino un voto que pueda incidir en la sucesión presidencial del máximo órgano del Poder Judicial, al que le tocará enfrentar la elección de 2012. Si además es buen jurista, pues será ganancia colateral. Se sabe que los priistas son mucho más afines a la candidatura de Silva Meza, mientras que los panistas más cercanos a la de Cossío. La conformación de la terna de reemplazos de Gudiño (el Senado puede nombrar para cubrir el tiempo que le faltaba o para arrancar un nuevo periodo desde cero) y qué partidos se alíen para votar al nuevo ministro —y a cambio de qué sus sufragios camarales— nos podrán dar pistas. Mientras tanto, descanse en paz.

Saciamorbos


La sucesión mexiquense en el PRI ya no es de seis. Es de tres.
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