México
Eruviel, del Mazo y la comentocracia
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Normalmente la comentocracia tiene un buen porcentaje de bateo. Los trascendidos de los periódicos y los columnistas suelen anticipar los cambios de gabinete o la suerte de los proyectos que se cocinan tras bambalinas. Pero el equívoco con Del Mazo revela una de las debilidades de un sistema de información basado en las filtraciones, reales o supuestas. La filtración no es una opinión que se pueda contra argumentar, no es un dato que se pueda verificar o contrastar fácilmente. Es una revelación profética que a fuerza de circular se convierte en verdad asumida. La mejor muestra de su poder es la decisión de anticipar el destape de Eruviel Ávila este sábado, antes de que el rumor a favor de Alfredo del Mazo elevara el costo de la factura política que entraña toda derrota.
Decía un general revolucionario que en los conciertos de ladridos que pululan las noches, sólo el primer perro sabe por qué ladró, los demás son simplemente su caja de resonancia. Algo similar pasa con la “comentocracia”. Un analista afirmó que Del Mazo “era el bueno”, otro lo repitió y 24 horas más tarde se había convertido en una verdad asumida. El equívoco pudo haber sido de buena fe: es decir, había una fuente directa vinculada al proceso de decisión. Pero también pudo haber sido sembrado con o sin conocimiento de parte del columnista.
Los periodistas utilizamos las fuentes, pero no es menos cierto que las fuentes utilizan a los periodistas. Por lo general, los que formamos parte de la comentocracia solemos distinguir entre las columnas que gozan de fuentes confiables y, en el otro extremo, las que se dejan sembrar “borregos”, algunos de ellos con mucha lana. Pero en última instancia nadie es infalible. Cabe incluso la posibilidad de que la fuente haya sido la correcta y la filtración absolutamente precisa, pero que en las últimas horas la decisión se modificara a favor de Eruviel y en detrimento de Del Mazo. De hecho, la decisión tiene un componente sorpresivo, si consideramos que Del Mazo es pariente de Peña Nieto y procede del mismo grupo político (Atlacomulco). Claro que al optar por Eruviel, se conjura el riesgo de que éste carismático político terminara, como Malova, de abanderado de una alianza en contra del PRI.
Lo cierto es que no hay defensa contra una mala filtración ni rendición de cuentas del periodista responsable. A la larga la reputación puede quedar abollada, pero no siempre. El primer perro que ladró nunca suele dar explicaciones.
La consulta
Y si hemos de creer a algunas encuestas preliminares, la consulta que realizó el PRD en Edomex este domingo favoreció la posibilidad de una alianza con el PAN. Pero a falta de candidato terminará resultando un ejercicio inútil. Un traje sastre carísimo que no lo queda a nadie. Los casos de Gabino Cué en Oaxaca, Moreno Valle en Puebla o Malova en Sinaloa, funcionaron porque había un personaje atractivo para el elector y transitable para los partidos en alianza. No es el caso del Edomex. Eliminada la posibilidad de Josefina Vázquez Mota, descartada la opción de que un Eruviel perdedor se convirtiera en el Malova mexiquense, sólo queda Alejandro Encinas. Tampoco es que tenga muchas posibilidades, pero cualquier otro será barrido por la poderosa maquinaria peñanietista. A estas alturas creo que la única salida práctica es un desenlace tipo Guerrero: una candidatura separada del PRD (Encinas) y del PAN (¿Bravo Mena?) y una declinación del panista, días antes de la votación a favor del perredista. No entrañaría una alianza, sino simplemente un voto útil a favor de lo que los panistas consideraran un “mal menor”.
Dicho esto, el debate de la consulta me parece un ejercicio irreal. Podemos coincidir o no con López Obrador en su premisa de que le robaron la presidencia, pero si él está convencido de que fue así, francamente es mucho pedir su anuencia para que el PRD vaya de la mano de sus victimarios.
Al margen de eso, estoy con la minoría de los analistas que considera que las alianzas deben tener un mínimo de congruencia de plataformas y convicciones. Es preocupante la tendencia de los partidos políticos capaces de vaciarse de todo contenido ideológico en aras del oportunismo. Necesitamos una izquierda y una derecha discernibles en la oferta electoral, y no mercenarios dispuestos a traicionar sus convicciones y su agenda, por el botín del día. PAN y PRD no se merecen el travestismo patético del PANAL o del PVEM.
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