México
El desperdicio
La historia brindó a México un argumento para la reflexión y el reimpulso, al cumplirse 100 años de la Revolución y 200 de la Independencia
La historia brindó a México un argumento para la reflexión y el reimpulso, al cumplirse 100 años de la Revolución y 200 de la Independencia, pero el ánimo fue desaprovechado. Los astros se alinearon y los astrónomos de la política nacional miraron hacia otro lado. El problema es que la historia no da oportunidades con frecuencia.
La idea de hacer del Bicentenario una gran fiesta nacional quedó vapuleada por las coyunturas: desde que el entonces presidente Vicente Fox nombró al perredista Cuauhtémoc Cárdenas como coordinador de la celebración —que luego caería en manos de otras cinco personas—, el Gobierno, los partidos y la opinión pública se vieron envueltos en la insaciable rapiña de lo inmediato:
A Fox, el Bicentenario lo atrapó con la crisis en Oaxaca, la guerra por la sucesión presidencial, el conflicto postelectoral y el descrédito por los escándalos de su familia. En 2007, Calderón arrancó sometido por la ilegitimidad de su llegada a Los Pinos y el inicio de la guerra contra el crimen organizado.
2008 fue el comienzo de la crisis económica, el avionazo de Mouriño y la sucia elección interna del PRD. En 2009 se puso peor la crisis, llegó la influenza, cayó la producción petrolera, se colapsó la agricultura por la sequía, la liquidación del SME provocó un conflicto social y se recrudeció la violencia por la inseguridad, mientras partidos y gobiernos estaban ocupados por las elecciones federales. En 2010, mientras la clase política se disputaba 10 gubernaturas, un hombre disolvía ejecutados en ácido, otro los colgaba de puentes, 72 migrantes eran acribillados, matan alcaldes, mataron a un virtual gobernador y el mundo empezó a preguntarse por los civiles inocentes.
Reinó la coyuntura. Ahí se extravió el Gobierno federal, que por la manera como se organiza el Estado mexicano, debió haber sido el convocante a ese reimpulso nacional que hoy está ausente. Le faltó altura de miras. Y el Bicentenario apunta a ser recordado como un problema vial de una semana y un fiestón de dos días en el que se gastaron dos mil 700 millones de pesos... si no pasa algo peor.
Saciamorbos
La Estela de Luz no llega a iluminar al TurIssste. Se detiene por instrucciones de diseño.
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