México
Dónde quedó el Policía
Una encuesta reciente de la Secretaría de Planeación muestra que, en tres años, la percepción sobre los problemas en seguridad ha cambiado para bien
Raúl Padilla y el alcalde de Tlajomulco,
Enrique Alfaro, otros asuntos relevantes, fundamentales, importantísimos para el Estado y para el país, se están quedando fuera de la discusión de sobremesa. Sí, es verdad, el chisme del villano favorito y el aparente héroe de Tlajomulco está sabroso, pero no es especialmente relevante: es un conflicto entre dos corrientes adentro del Partido de la Revolución Democrática. Lo vuelve interesante el perfil del ex rector y el hábil manejo mediático del alcalde, pero hay que ponerlo en su justa dimensión.
Hay otros asuntos en la agenda, muchos. Destaco uno que me llama especialmente la atención: los jaliscienses piden seguridad (quién no, es tema viejo), pero han dejado de voltear hacia el policía. Una encuesta reciente de la Secretaría de Planeación muestra que, en tres años, la percepción sobre los problemas en seguridad ha cambiado para bien. En 2007, la gente pedía, principalmente, capacitación a los cuerpos policiacos. Hoy, el grueso de las respuestas se va hacia la necesidad de programas de prevención.
No es probable que la gente crea que la capacitación ya es suficiente, o que los policías son ahora más confiables. Las razones no son fáciles de adivinar, pero lo evidente es el cambio de mirada: ya no exigen mejor trabajo policiaco. Exigen programas de prevención. A ver. Estamos hablando de gente de todos los sectores; no de especialistas en temas de seguridad, no de académicos, no de periodistas, no de funcionarios. La gente percibe hoy lo que la academia ha recalcado (en la oscuridad de sus cubículos y en lenguaje incomprensible) durante años: lo que hay que hacer es volver vivibles los barrios, regenerar los lazos vecinales, recuperar la confianza en el prójimo y perderle el miedo a los policías. Un cambio de esa naturaleza es un avance cultural enorme que da pie al optimismo. Los gobiernos tienen que poner atención en ello: hoy, sólo uno de cada 17 pesos se destina a prevención, pero ese peso es el mejor gastado, hay que poner más.
Y los otros temas
Y bueno, los otros temas: la nefasta reforma política del PRI, la creación de un nuevo organismo latinoamericano, la vergonzosa muerte de un preso político que hacía huelga de hambre… Pero hay que detenerse otra vez en un asunto local: la posible salida de 400 empleados del Poder Legislativo en Jalisco. La medida anunciada por el secretario general no puede ser calificada más que de infame. Primero alienta el optimismo al anunciar un recorte sustantivo de burocracia sobrante, y luego avisa que contratarán 60 personas más. Bueno, eso ya es burla y el mensaje quedó claro: que salgan los de antes y que entren los amigos. Y que la burocracia engorde, bravo.
Quizá por el magnificado conflicto entre el ex rector
Hay otros asuntos en la agenda, muchos. Destaco uno que me llama especialmente la atención: los jaliscienses piden seguridad (quién no, es tema viejo), pero han dejado de voltear hacia el policía. Una encuesta reciente de la Secretaría de Planeación muestra que, en tres años, la percepción sobre los problemas en seguridad ha cambiado para bien. En 2007, la gente pedía, principalmente, capacitación a los cuerpos policiacos. Hoy, el grueso de las respuestas se va hacia la necesidad de programas de prevención.
No es probable que la gente crea que la capacitación ya es suficiente, o que los policías son ahora más confiables. Las razones no son fáciles de adivinar, pero lo evidente es el cambio de mirada: ya no exigen mejor trabajo policiaco. Exigen programas de prevención. A ver. Estamos hablando de gente de todos los sectores; no de especialistas en temas de seguridad, no de académicos, no de periodistas, no de funcionarios. La gente percibe hoy lo que la academia ha recalcado (en la oscuridad de sus cubículos y en lenguaje incomprensible) durante años: lo que hay que hacer es volver vivibles los barrios, regenerar los lazos vecinales, recuperar la confianza en el prójimo y perderle el miedo a los policías. Un cambio de esa naturaleza es un avance cultural enorme que da pie al optimismo. Los gobiernos tienen que poner atención en ello: hoy, sólo uno de cada 17 pesos se destina a prevención, pero ese peso es el mejor gastado, hay que poner más.
Y los otros temas
Y bueno, los otros temas: la nefasta reforma política del PRI, la creación de un nuevo organismo latinoamericano, la vergonzosa muerte de un preso político que hacía huelga de hambre… Pero hay que detenerse otra vez en un asunto local: la posible salida de 400 empleados del Poder Legislativo en Jalisco. La medida anunciada por el secretario general no puede ser calificada más que de infame. Primero alienta el optimismo al anunciar un recorte sustantivo de burocracia sobrante, y luego avisa que contratarán 60 personas más. Bueno, eso ya es burla y el mensaje quedó claro: que salgan los de antes y que entren los amigos. Y que la burocracia engorde, bravo.
Síguenos en