Jalisco

Primer juicio oral en Jalisco fue por parricidio

Resolvieron que un hombre que mató a machetazos a un ser fraterno es culpable de homicidio, pero por su condición mental se declaró que era inimputable

GUADALAJARA, JALISCO (25/AGO/2015).- Fue un caso de parricidio el que se resolvió en el primer juicio oral ocurrido en Jalisco este martes en el Distrito Judicial 6, con sede en Ciudad Guzmán. Fueron amplias las expectativas por presenciar semejante hito en la justicia en Jalisco. Sin embargo, se llevó a cabo con la práctica ausencia de debate para echar abajo los alegatos del representante legal y la defensa, además de que las iterantes enunciaciones de los fundamentos legales terminaron por volver el proceso tedioso y largo. Incluso, hubo entre la audiencia quienes sugirieron que aquello ya estaba ensayado.

Era un indiciado acusado de parricidio en un lugar de Tuxpan. Al parecer había matado a machetazos en la cara a un ser fraterno la tarde del 20 de enero pasado mientras éste último se hallaba alcoholizado en su casa.

Lo peculiar del caso era que la persona indiciada --de 56 años-- no tenía piernas (las perdió desde los seis años), tenía epilepsia (por una pedrada que le dieron en la cabeza a los diez), y padecía de un mal "esquizofreniforme orgánico" (al caer a un barranco a los 30).

Justo a las 11:00 horas la audiencia se puso de pie para recibir a los tres jueces. Presidió Daniel Espinoza Licón, quien en su presentación preguntó si había periodistas, tras lo que advirtió que no podían grabar, ni tampoco publicar datos personales del imputado, víctima u ofendido.

En una silla de ruedas y aletargado por el medicamento se hallaba el indiciado junto a su defensor. Como al parecer no entendía de qué se le acusaba terminó por salir.

El Ministerio Público procedió a informar que llamaría a siete testigos; la defensa, a ninguno. Las pruebas del representante legal serían el machete de 51 centímetros y una sudadera ensangrentada. Para ese momento el proceso era básicamente una lectura en voz alta, sobre todo de la defensa y Ministerio, cuyo debate parecía ser parte de un guión.

Entonces el juez procedió a la descripción de los hechos y se le dio la voz al Ministerio Público para sus alegatos de apertura: "¡Su inconsciencia destruyó una familia!", exclamó la representante de una manera casi teatral y repitió la descripción de los hechos referidos. Al aludir la condición mental del imputado pidió que se reclasificara el delito de parricidio a homicidio, pues su estado no le permitía saber de sus actos, lo que reduce la pena: "Defiende mejor que su defensa", comentó uno de los presentes.

Y es que el defensor leía y trastabillaba constantemente. Uno a uno pasaron los testigos y nadie parecía ahondar en sus imprecisiones sobre los hechos. Por ejemplo, no se cuestionó al policía de Tuxpan que siempre carga guantes de látex, según él, para manipular las pruebas (él agarró el machete); o a los investigadores que sin abogado presente le pidieron al indiciado su sudadera.

Al final de los testimonios se decretó receso para deliberar (y comer). Finalmente se le halló culpable de homicidio simple intencional pero por la condición mental del indiciado se declaró que era inimputable debido a que no tenía consciencia de sus actos. Esto es, no habrá cárcel sino medidas de seguridad que consistirán en la reclusión en una institución mental por un tiempo equivalente a la pena que se le decrete, lo que será en la audiencia del 31 de agosto.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando