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Los padres de familia nos tenemos que unir, para también sacar de nuestros hogares a la chatarra
Si las autoridades no pudieron ser más firmes y tajantes con el grave problema de la obesidad, debido a la pésima alimentación inducida por la apetitosa y seductora comida chatarra, las familias debemos poner de nuestra parte y hacer una sustanciosa campaña para erradicar tanta basura tóxica de nuestros cuerpos.
Se ha demostrado, por parte de varios especialistas en la bioquímica de los alimentos, sobre la cantidad de recursos que tienen esos pseudo alimentos para conservar, colorar y saborizar los productos que no son del todo sanos para el organismo, y qué decir de la inclusión de aceites dañinos junto con el exceso de calorías, o por la seductora presentación para consumir semejantes porquerías.
Claro que es evidente el poder que tienen las empresas productoras, tanto nacionales, como internacionales, para intervenir en su favor, y que dicho sea de paso, tienen derecho a defender sus intereses y desde luego lo han de hacer con todo esmero.
Sin embargo, no están cooperando para que la obesidad en México disminuya sustancialmente. No basta con que la sociedad promueva una cultura de una alimentación más sana, ni tampoco es suficiente que sus productos queden fuera de las tiendas de la escuela, pues seguirán estando en todos los “changarros” al alcance de los consumidores.
Se trata de que asuman la responsabilidad de crear alimentos mucho más nutritivos y balanceados, capaces de ser promotores de una adecuada salud alimentaria y no de ser los principales promotores de la obesidad.
Es cierto que hay mucha responsabilidad también en la falta de una cultura de la educación física y deportiva, de que se ha dado poca importancia a la actividad física, incluso en las mismas aulas de clase y dentro del programa escolar. Y qué decir de la pasividad que tenemos dentro del mismo hogar. Pero aun así sería de gran ayuda que las empresas dedicadas a la chatarra alimentaria y de bebidas inútiles, salieran al mercado con nuevos productos que favorezcan la buena alimentación. Se han dedicado tanto al sabor, a la golosina, a la presentación atractiva de sus productos y no a que sean verdaderos nutrientes.
Los padres de familia nos tenemos que unir, para también sacar de nuestros hogares a la chatarra, que no sean sólo las escuelas el único ámbito donde se combata el problema.
Queremos una cultura por una mejor alimentación, por una mayor calidad de vida. Y eso no lo vamos a lograr si los mismos adultos seguimos fomentando el consumo de tanta basura.
Tenemos que lograr que bajen las ventas de esas empresas, vendedoras de chatarra, y se comiencen a preocupar por hacer algo nuevo en pro de un combate serio a la obesidad y a la mala alimentación.
No queremos tantos dulces, fritangas, donas, botanas, refrescos y pasteles en las fiestas infantiles ni en los eventos familiares. Me impacta ver la cantidad de chatarra que llega a nuestras casas en esos festejos y reuniones.
Al igual que el alcohol y los refrescos, debemos de combatir las botanas y fritangas. Realmente perjudican nuestra salud.
Unidos por un hogar sin chatarra.
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